EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
¡CONFIRMADO! ABC: Chavismo añadió votos falsos “para robar elecciones” del 2013 en Venezuela
Las
computadoras secretas de los chavistas lo indicaban bien claro. A las
seis de tarde, la hora en que el 14 de abril de 2013 debían cerrar los
centros electorales en Venezuela, las presidenciales las había ganado Henrique Capriles Radonski. Suya era la banda tricolor que, no obstante, al final de un proceso amañado, se acabaría poniendo Nicolás Maduro. Un sistema informático paralelo al oficial permitía al chavismo saber en tiempo real a lo largo del día la evolución del voto, así
como el número de votos falsos que debía producir para girar el
resultado. Eso ocurría en el marco de un proceso completamente
electrónico, como es habitual en Venezuela, y con la complicidad del
Consejo Nacional Electoral (CNE). Gran parte de la trampa se gestionó
desde Cuba, revela este lunes el diario ABC de España.
A las diez de la mañana, Diosdado Cabello se personó en la sede del Ayuntamiento de Caracas, en el municipio Libertador. El número dos del régimen acudió con su jefe de seguridad, Leamsy Salazar. Ambos
subieron a la planta del despacho del alcalde y se encaminaron a una
dependencia próxima. Allí se había instalado una sala de seguimiento
informático electoral considerada «top secret». De acceso
absolutamente restringido, en ella se dieron cita Cabello, presidente de
la Asamblea Nacional, y Jorge Rodríguez, alcalde caraqueño y gran mago
del engaño electoral chavista.
En la sala, dispuestos en forma de U, había veinticuatro monitores,
uno por cada estado venezolano, más uno central que totalizaba los datos
de todo el país. Testigo ya de unos cuantos secretos del chavismo,
Salazar se dio cuenta desde el primer instante de lo irregular de la
situación: en las pantallas estaban apareciendo los votos que iban
logrando Capriles y Maduro. Eso ni siquiera podía conocerlo el
CNE, dado que las máquinas electrónicas de votación solo se conectaban
en red al final para transmitir los resultados.
Los centros electorales habían abierto a las seis de la mañana y en
pocas horas el candidato de la Mesa de la Unidad (MUD) había cobrado ya
buena delantera. «Maldita sea, ¿vamos a permitir que esta mierda de elecciones las gane este “marico” el coño de Capriles?», preguntó
Cabello. Salazar cuenta que entonces los dirigentes del Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hicieron una reunión de urgencia, a
la que luego se sumó el vicepresidente Jorge Arreaza. Hacia las cuatro
de la tarde Capriles seguía arriba, según nuestro testigo, por 220.000 votos. Había que romper la baraja.
«Es cuando ese día se cayó el sistema de internet. Al poco
salió en público Arreaza anunciando que había habido un problema con
internet y que se estaba arreglando. Cuando se restituyó el servicio las
pantallas de las computadoras comenzaron a revertir la situación: iban
llegando más votos para Maduro». El clima cambió en la sala y
los jerarcas chavistas empezaron a reírse cínicamente. «Estabas cagado,
¿verdad?», se tomaban el pelo entre ellos. Al final de la noche, el CNE
proclamó vencedor a Maduro por 223.599 votos: le atribuyó 7.587.579
(50,6 por ciento), frente a los 7.363.980 de Capriles (49.1 por
ciento). ¿Qué había pasado?
Salazar aduce que la caída de internet fue provocada para descargar
el tráfico en la red telefónica y así poder manejar con mayor garantía
el complejo volumen de datos que alimentaba el sistema informático
paralelo del PSUV. Bajo mano, el CNE había entregado a activistas del
partido el mando técnico de las máquinas de votación y de otros procesos
clave de la jornada.
antes de las seis de la tarde, cuando debían cerrar los centros
electorales, el CNE anunció que prorrogaba el horario hasta las ocho allí donde se necesitara. Los votos para Maduro fueron más abundantes en los centros que demoraron su cierre, con un inexplicable pico,
del todo anómalo, especialmente pronunciado entre las 19.30 y las 20.05
horas. Entre las seis y las ocho, Maduro recibió más de seiscientos mil
votos, un volumen que materialmente no era posible sumar mediante el
procedimiento natural de votación.
Los especialistas en seguridad informática Anthony Daquin y
Christopher Bello concluyen que hay 1.878.000 electores falsos (múltiple
cedulación). Además, en la auditoría del sistema de votación en la que
pudo participar, Bello comprobó que las máquinas de votación tenían
cuatro BIOS (Basic Input Output System). Eso facilitaba la
comunicación con dispositivos externos y habría hecho posible tanto el
conteo del voto como la emisión de voto falso en origen.
El robo electoral fue confirmado confidencialmente a Estados Unidos
por algunos de los principales dirigentes chavistas. Desaparecido
Chávez, algunos comenzaron a entablar contactos indirectos para limpiar
su pasado. Emisarios de Cabello y del nuevo ministro de Interior y
Justicia, el general Miguel Rodríguez Torres, reconocieron lo que todo
el mundo sospechaba. «-Vale, es verdad. Añadimos trescientos cincuenta
mil votos. Las estaciones uno, dos y tres de los centros electorales
estaban operados por gente nuestra. -Capriles nos quitó
novecientos mil votos, y habrían llegado a ser dos millones si no llega a
haber voto asistido y los demás procedimientos».
Puede que las cifras estuvieran redondeadas, y que ese «añadir» se
refiriera solo al voto fabricado de forma compulsiva en el último
momento. En cualquier caso era una admisión en toda regla de que habían
robado la presidencia.
un relato, como apunta su subtítulo, sobre «los fraudes que condujeron
al colapso de Venezuela». Escrito por el periodista de ABC Emili J.
Blasco y a la venta en Amazon desde
esta semana (en versiones impresa y digital), el libro sostiene que el
colapso institucional, económico y social del país caribeño no es fruto
de la dilapidación del legado de Hugo Chávez, sino consecuencia misma de
sus políticas. Es el bumerán que, al volver en su vuelo, rompe el
espejo en el que se veía a la república bolivariana. Sus páginas aportan
nuevas primicias sobre la injerencia de Cuba, el fraude electoral, la
corrupción económica, el narcoestado y las relaciones con Hizbolá.
También hay revelaciones sobre la protección del chavismo a ETA y su
relación con Podemos.
Fuente: Maduradas, ABC
computadoras secretas de los chavistas lo indicaban bien claro. A las
seis de tarde, la hora en que el 14 de abril de 2013 debían cerrar los
centros electorales en Venezuela, las presidenciales las había ganado Henrique Capriles Radonski. Suya era la banda tricolor que, no obstante, al final de un proceso amañado, se acabaría poniendo Nicolás Maduro. Un sistema informático paralelo al oficial permitía al chavismo saber en tiempo real a lo largo del día la evolución del voto, así
como el número de votos falsos que debía producir para girar el
resultado. Eso ocurría en el marco de un proceso completamente
electrónico, como es habitual en Venezuela, y con la complicidad del
Consejo Nacional Electoral (CNE). Gran parte de la trampa se gestionó
desde Cuba, revela este lunes el diario ABC de España.
A las diez de la mañana, Diosdado Cabello se personó en la sede del Ayuntamiento de Caracas, en el municipio Libertador. El número dos del régimen acudió con su jefe de seguridad, Leamsy Salazar. Ambos
subieron a la planta del despacho del alcalde y se encaminaron a una
dependencia próxima. Allí se había instalado una sala de seguimiento
informático electoral considerada «top secret». De acceso
absolutamente restringido, en ella se dieron cita Cabello, presidente de
la Asamblea Nacional, y Jorge Rodríguez, alcalde caraqueño y gran mago
del engaño electoral chavista.
En la sala, dispuestos en forma de U, había veinticuatro monitores,
uno por cada estado venezolano, más uno central que totalizaba los datos
de todo el país. Testigo ya de unos cuantos secretos del chavismo,
Salazar se dio cuenta desde el primer instante de lo irregular de la
situación: en las pantallas estaban apareciendo los votos que iban
logrando Capriles y Maduro. Eso ni siquiera podía conocerlo el
CNE, dado que las máquinas electrónicas de votación solo se conectaban
en red al final para transmitir los resultados.
Los centros electorales habían abierto a las seis de la mañana y en
pocas horas el candidato de la Mesa de la Unidad (MUD) había cobrado ya
buena delantera. «Maldita sea, ¿vamos a permitir que esta mierda de elecciones las gane este “marico” el coño de Capriles?», preguntó
Cabello. Salazar cuenta que entonces los dirigentes del Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hicieron una reunión de urgencia, a
la que luego se sumó el vicepresidente Jorge Arreaza. Hacia las cuatro
de la tarde Capriles seguía arriba, según nuestro testigo, por 220.000 votos. Había que romper la baraja.
«Es cuando ese día se cayó el sistema de internet. Al poco
salió en público Arreaza anunciando que había habido un problema con
internet y que se estaba arreglando. Cuando se restituyó el servicio las
pantallas de las computadoras comenzaron a revertir la situación: iban
llegando más votos para Maduro». El clima cambió en la sala y
los jerarcas chavistas empezaron a reírse cínicamente. «Estabas cagado,
¿verdad?», se tomaban el pelo entre ellos. Al final de la noche, el CNE
proclamó vencedor a Maduro por 223.599 votos: le atribuyó 7.587.579
(50,6 por ciento), frente a los 7.363.980 de Capriles (49.1 por
ciento). ¿Qué había pasado?
Salazar aduce que la caída de internet fue provocada para descargar
el tráfico en la red telefónica y así poder manejar con mayor garantía
el complejo volumen de datos que alimentaba el sistema informático
paralelo del PSUV. Bajo mano, el CNE había entregado a activistas del
partido el mando técnico de las máquinas de votación y de otros procesos
clave de la jornada.
Prórroga injustificada
Para esa operación final el chavismo necesitaba tiempo, así que pocoantes de las seis de la tarde, cuando debían cerrar los centros
electorales, el CNE anunció que prorrogaba el horario hasta las ocho allí donde se necesitara. Los votos para Maduro fueron más abundantes en los centros que demoraron su cierre, con un inexplicable pico,
del todo anómalo, especialmente pronunciado entre las 19.30 y las 20.05
horas. Entre las seis y las ocho, Maduro recibió más de seiscientos mil
votos, un volumen que materialmente no era posible sumar mediante el
procedimiento natural de votación.
Los especialistas en seguridad informática Anthony Daquin y
Christopher Bello concluyen que hay 1.878.000 electores falsos (múltiple
cedulación). Además, en la auditoría del sistema de votación en la que
pudo participar, Bello comprobó que las máquinas de votación tenían
cuatro BIOS (Basic Input Output System). Eso facilitaba la
comunicación con dispositivos externos y habría hecho posible tanto el
conteo del voto como la emisión de voto falso en origen.
El robo electoral fue confirmado confidencialmente a Estados Unidos
por algunos de los principales dirigentes chavistas. Desaparecido
Chávez, algunos comenzaron a entablar contactos indirectos para limpiar
su pasado. Emisarios de Cabello y del nuevo ministro de Interior y
Justicia, el general Miguel Rodríguez Torres, reconocieron lo que todo
el mundo sospechaba. «-Vale, es verdad. Añadimos trescientos cincuenta
mil votos. Las estaciones uno, dos y tres de los centros electorales
estaban operados por gente nuestra. -Capriles nos quitó
novecientos mil votos, y habrían llegado a ser dos millones si no llega a
haber voto asistido y los demás procedimientos».
Puede que las cifras estuvieran redondeadas, y que ese «añadir» se
refiriera solo al voto fabricado de forma compulsiva en el último
momento. En cualquier caso era una admisión en toda regla de que habían
robado la presidencia.
Un libro sobre los fraudes que llevaron al colapso
«Bumerán Chávez» esun relato, como apunta su subtítulo, sobre «los fraudes que condujeron
al colapso de Venezuela». Escrito por el periodista de ABC Emili J.
Blasco y a la venta en Amazon desde
esta semana (en versiones impresa y digital), el libro sostiene que el
colapso institucional, económico y social del país caribeño no es fruto
de la dilapidación del legado de Hugo Chávez, sino consecuencia misma de
sus políticas. Es el bumerán que, al volver en su vuelo, rompe el
espejo en el que se veía a la república bolivariana. Sus páginas aportan
nuevas primicias sobre la injerencia de Cuba, el fraude electoral, la
corrupción económica, el narcoestado y las relaciones con Hizbolá.
También hay revelaciones sobre la protección del chavismo a ETA y su
relación con Podemos.
Fuente: Maduradas, ABC
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