Con todos y para el bien de todos”
26 de noviembre de 1891 Liceo Cubano en Tampa.
Para Cuba, que sufre, la primera palabra. De altar se ha de tomar a
Cuba, para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal, para levantarnos
sobre ella(...)
1891 - Palabras de Martí en el Liceo cubano de Tampa
“Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los
cubanos a la dignidad plena del hombre”. Tales palabras las expresó
Martí en el discurso que pronunció en el Liceo Cubano
de Tampa, un día como hoy de 1891. Esta célebre pieza oratoria conocida
con el nombre “Con todos y para el bien de todos”, se inicia con otra
frase igualmente histórica del ideario martiano: “Para Cuba que sufre,
la primera palabra. De altar se ha de tomar a Cuba, para ofrendarle
nuestra vida, y no de pedestal para levantarnos sobre ella”.
(...)
si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los
demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y
principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese
sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de
nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del
hombre. En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que
reciba cualquier mejilla de hombre: envilece a los pueblos desde la cuna
el hábito de recurrir a camarillas personales, fomentadas por un
interés notorio o encubierto, para la defensa de las libertades: sáquese
a lucir, y a incendiar las almas, y a vibrar como el rayo, a la verdad,
y síganla, libres, los hombres honrados. Levántese por sobre todas las
cosas esta tierna consideración, este viril tributo de cada cubano a
otro. Ni misterios, ni calumnias, ni tesón en desacreditar, ni largas y
astutas preparaciones para el día funesto de la ambición. O la república
tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito
de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro
de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de
los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, -o la república
no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de
nuestro bravos(...)
Ni los bravos de la guerra que me oyen tienen
paces con estos análisis menudos de las cosas públicas, porque al
entusiasta le parece crimen la tardanza misma de la sensatez en poner
por obra el entusiasmo; ni nuestra mujer, que aquí oye atenta, sueña más
que en volver a pisar la tierra propia, donde no ha de vivir su
compañero, agrio como aquí vive y taciturno: ni el niño, hermano o hijo
de mártires y de héroes, nutrido en sus leyendas, piensa en más que en
lo hermoso de morir a caballo, peleando por el país, al pie de una
palma!
26 de noviembre de 1891 Liceo Cubano en Tampa.
Para Cuba, que sufre, la primera palabra. De altar se ha de tomar a
Cuba, para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal, para levantarnos
sobre ella(...)
1891 - Palabras de Martí en el Liceo cubano de Tampa
“Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los
cubanos a la dignidad plena del hombre”. Tales palabras las expresó
Martí en el discurso que pronunció en el Liceo Cubano
de Tampa, un día como hoy de 1891. Esta célebre pieza oratoria conocida
con el nombre “Con todos y para el bien de todos”, se inicia con otra
frase igualmente histórica del ideario martiano: “Para Cuba que sufre,
la primera palabra. De altar se ha de tomar a Cuba, para ofrendarle
nuestra vida, y no de pedestal para levantarnos sobre ella”.
(...)
si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los
demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y
principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese
sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de
nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del
hombre. En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que
reciba cualquier mejilla de hombre: envilece a los pueblos desde la cuna
el hábito de recurrir a camarillas personales, fomentadas por un
interés notorio o encubierto, para la defensa de las libertades: sáquese
a lucir, y a incendiar las almas, y a vibrar como el rayo, a la verdad,
y síganla, libres, los hombres honrados. Levántese por sobre todas las
cosas esta tierna consideración, este viril tributo de cada cubano a
otro. Ni misterios, ni calumnias, ni tesón en desacreditar, ni largas y
astutas preparaciones para el día funesto de la ambición. O la república
tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito
de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro
de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de
los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, -o la república
no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de
nuestro bravos(...)
Ni los bravos de la guerra que me oyen tienen
paces con estos análisis menudos de las cosas públicas, porque al
entusiasta le parece crimen la tardanza misma de la sensatez en poner
por obra el entusiasmo; ni nuestra mujer, que aquí oye atenta, sueña más
que en volver a pisar la tierra propia, donde no ha de vivir su
compañero, agrio como aquí vive y taciturno: ni el niño, hermano o hijo
de mártires y de héroes, nutrido en sus leyendas, piensa en más que en
lo hermoso de morir a caballo, peleando por el país, al pie de una
palma!
¡Es el sueño mío, es
el sueño de todos; las palmas son novias que esperan: y hemos de poner
la justicia tan alta como las palmas!
el sueño de todos; las palmas son novias que esperan: y hemos de poner
la justicia tan alta como las palmas!
Uno gran discurso que
sorprende a todos. Una oratoria profunda, Un Martí, que a pesar de haber
transcurrido 123 años reclama la Patria Libre
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