El agotamiento del campo político cubano
En las altas esferas de la dictadura cubana también se nota el
agotamiento natural de más de medio siglo de “batallas” supuestamente
victoriosas
agotamiento natural de más de medio siglo de “batallas” supuestamente
victoriosas
La valiente y beligerante carta que el opositor político cubano Jorge
Luis García Pérez, “Antúnez”, dirigiera a Raúl Castro recientemente,
vino a llenar un largo vacío en el panorama de la oposición política
cubana, colocando en el centro de las discusiones la validad de la lucha
opositora como alternativa al gobierno en la Isla cuando la
desaparición física de los hermanos Castro sea una realidad, hayan
encabezado ellos la actual transición al capitalismo o no.
Luis García Pérez, “Antúnez”, dirigiera a Raúl Castro recientemente,
vino a llenar un largo vacío en el panorama de la oposición política
cubana, colocando en el centro de las discusiones la validad de la lucha
opositora como alternativa al gobierno en la Isla cuando la
desaparición física de los hermanos Castro sea una realidad, hayan
encabezado ellos la actual transición al capitalismo o no.
Ya
pocos creen que la solución del llamado “problema cubano” vendrá de una
deposición súbita de la dictadura actualmente en el poder, siendo que la
solución biológica ha pasado a un primer plano, debido a cierta inercia
natural por un lado y por la forma con que la dictadura se ha defendido
de los peligros asociados al cambio de régimen por otro, en lo cual ha
mostrado la eficiencia de la que ha carecido para llevar el plato de
comida prometido a los cubanos.
pocos creen que la solución del llamado “problema cubano” vendrá de una
deposición súbita de la dictadura actualmente en el poder, siendo que la
solución biológica ha pasado a un primer plano, debido a cierta inercia
natural por un lado y por la forma con que la dictadura se ha defendido
de los peligros asociados al cambio de régimen por otro, en lo cual ha
mostrado la eficiencia de la que ha carecido para llevar el plato de
comida prometido a los cubanos.
Todo parece indicar que las ya
comenzadas conversaciones con la Unión Europea —y las que pronto
comenzarán con Estados Unidos— marcarán el rumbo que guiarán tibios
cambios políticos dentro de la Isla. La solución dejará en los
luchadores democráticos cubanos un sabor amargo al constatar que un
nuevo “Tratado de París” se avecina, con exiguas posibilidades de
participar, siquiera insinuando soluciones asociadas a ansias
democráticas, ante una población cubana hastiada e indiferente con el
futuro del país por la desidia y el desarraigo de los últimos 55 años.
Los culpables marcarán el ritmo de las reformas posibilitando, eso sí,
participar de “la piñata” a toda solución económica capitalista que se
le sume, siempre que no hable nada de política.
comenzadas conversaciones con la Unión Europea —y las que pronto
comenzarán con Estados Unidos— marcarán el rumbo que guiarán tibios
cambios políticos dentro de la Isla. La solución dejará en los
luchadores democráticos cubanos un sabor amargo al constatar que un
nuevo “Tratado de París” se avecina, con exiguas posibilidades de
participar, siquiera insinuando soluciones asociadas a ansias
democráticas, ante una población cubana hastiada e indiferente con el
futuro del país por la desidia y el desarraigo de los últimos 55 años.
Los culpables marcarán el ritmo de las reformas posibilitando, eso sí,
participar de “la piñata” a toda solución económica capitalista que se
le sume, siempre que no hable nada de política.
En las altas
esferas de la dictadura cubana también se nota el agotamiento natural de
más de medio siglo de “batallas” supuestamente victoriosas, pero sin
comida para el sufrido pueblo de la Isla, cuya esperanza se cifra en la
emigración a toda costa y a todo costo. Los servicios de inteligencia
cubanos, tanto dentro de Cuba como fuera de ella, continúan su labor de
zapa con razonable éxito. Se ha conseguido dividir a las Damas de
Blanco; de los principales opositores cada vez se habla menos; incluso
en el exilio de Miami todo transcurre en una larga espera ante el avance
de las misiones culturales de la dictadura, que toman por asalto el
último bastión declaradamente opositor.
esferas de la dictadura cubana también se nota el agotamiento natural de
más de medio siglo de “batallas” supuestamente victoriosas, pero sin
comida para el sufrido pueblo de la Isla, cuya esperanza se cifra en la
emigración a toda costa y a todo costo. Los servicios de inteligencia
cubanos, tanto dentro de Cuba como fuera de ella, continúan su labor de
zapa con razonable éxito. Se ha conseguido dividir a las Damas de
Blanco; de los principales opositores cada vez se habla menos; incluso
en el exilio de Miami todo transcurre en una larga espera ante el avance
de las misiones culturales de la dictadura, que toman por asalto el
último bastión declaradamente opositor.
En las altas esferas
norteamericanas se nota igualmente el cansancio por los años de tensión,
en los cuales el poderoso vecino del norte ha dejado a la dictadura
castrista “cocinarse en su propia salsa” dentro de una sociedad cada vez
más miserable económica y socialmente, pero con una contrapartida
política cada vez más extendida en toda Latinoamérica, donde ha
encontrado padrinos, financiamiento, abrigo y mucho eco político.
norteamericanas se nota igualmente el cansancio por los años de tensión,
en los cuales el poderoso vecino del norte ha dejado a la dictadura
castrista “cocinarse en su propia salsa” dentro de una sociedad cada vez
más miserable económica y socialmente, pero con una contrapartida
política cada vez más extendida en toda Latinoamérica, donde ha
encontrado padrinos, financiamiento, abrigo y mucho eco político.
A
estas alturas es natural que EEUU aspire a normalizar la situación
“especial” de las relaciones con Cuba, habiendo constatado que, en
primer lugar, el castrismo —mientras perdía la guerra de guerrillas en
toda Latinoamérica— ganaba en paralelo la guerra civil cubana de los
años sesenta del siglo pasado, que se extendió hasta mediados de los
años setenta con un saldo de casi 10 mil cubanos fusilados y cientos de
miles de lo mejor de la juventud cubana condenada a largas penas de
cárcel. Que en los decenios siguientes, si bien continuó con la
intervención en Latinoamérica, esta fue en el plano civil, ayudando a
elegir presidentes pro castristas en varios de los países de la región,
todo lo cual llega hasta nuestros días como un grupo importante de
naciones de la órbita castrista que presionan a EEUU para la
normalización con la Habana.
estas alturas es natural que EEUU aspire a normalizar la situación
“especial” de las relaciones con Cuba, habiendo constatado que, en
primer lugar, el castrismo —mientras perdía la guerra de guerrillas en
toda Latinoamérica— ganaba en paralelo la guerra civil cubana de los
años sesenta del siglo pasado, que se extendió hasta mediados de los
años setenta con un saldo de casi 10 mil cubanos fusilados y cientos de
miles de lo mejor de la juventud cubana condenada a largas penas de
cárcel. Que en los decenios siguientes, si bien continuó con la
intervención en Latinoamérica, esta fue en el plano civil, ayudando a
elegir presidentes pro castristas en varios de los países de la región,
todo lo cual llega hasta nuestros días como un grupo importante de
naciones de la órbita castrista que presionan a EEUU para la
normalización con la Habana.
Por otro lado, se percibe dentro de
EEUU una tendencia fuerte a jerarquizar la estabilidad dentro de Cuba,
muy por encima de la pura derrota de la dictadura, por tres razones que
se conjugan: en primer lugar, el proceder de la Cuba actual denota una
auto derrota de la ideología marxista de manera expedita, dejando un
remanente leninista de dictadura que sólo afecta a los cubanos, los que
podrán/deberán resolverlo a medio plazo; segundo, una desestabilización
política dentro de la Isla, o un vacío del poder castrista actual,
ocasionaría una desagradable “estampida balsera”, la peor pesadilla para
los gobernantes norteamericanos hoy por hoy, en un país que apenas sale
de una fuerte crisis económica; y tercero, la oposición política cubana
no ha podido (sabido, conseguido) posicionarse como una opción real de
poder a los ojos de EEUU con una fuerza tal que le permita controlar la
posible influencia narcotraficante que muy probablemente caería sobre la
Isla si hubiera un vacío de poder asociado a la disolución de los
actuales cuerpos armados de la dictadura castrista, los que hasta el
momento han garantizado un estatus de convivencia “aceptable” para
Norteamérica.
EEUU una tendencia fuerte a jerarquizar la estabilidad dentro de Cuba,
muy por encima de la pura derrota de la dictadura, por tres razones que
se conjugan: en primer lugar, el proceder de la Cuba actual denota una
auto derrota de la ideología marxista de manera expedita, dejando un
remanente leninista de dictadura que sólo afecta a los cubanos, los que
podrán/deberán resolverlo a medio plazo; segundo, una desestabilización
política dentro de la Isla, o un vacío del poder castrista actual,
ocasionaría una desagradable “estampida balsera”, la peor pesadilla para
los gobernantes norteamericanos hoy por hoy, en un país que apenas sale
de una fuerte crisis económica; y tercero, la oposición política cubana
no ha podido (sabido, conseguido) posicionarse como una opción real de
poder a los ojos de EEUU con una fuerza tal que le permita controlar la
posible influencia narcotraficante que muy probablemente caería sobre la
Isla si hubiera un vacío de poder asociado a la disolución de los
actuales cuerpos armados de la dictadura castrista, los que hasta el
momento han garantizado un estatus de convivencia “aceptable” para
Norteamérica.
Es evidente que estos intereses norteamericanos —por
demás totalmente legítimos desde el punto de vista de su propio país—
primarán en las conversaciones que se avecinan. La gran incógnita para
los cubanos demócratas es si otros intereses norteamericanos, también
comunes a los del pueblo de Cuba —como la eliminación del foco de
antinorteamericanismo que representa el castrismo dentro de la Isla, o
el establecimiento de un régimen democrático a 90 millas de sus costas,
elegido por elecciones libres y supervisadas, lo que también
significaría estabilidad dentro de la Isla— estaría en la agenda de las
conversaciones que se avecinan.
demás totalmente legítimos desde el punto de vista de su propio país—
primarán en las conversaciones que se avecinan. La gran incógnita para
los cubanos demócratas es si otros intereses norteamericanos, también
comunes a los del pueblo de Cuba —como la eliminación del foco de
antinorteamericanismo que representa el castrismo dentro de la Isla, o
el establecimiento de un régimen democrático a 90 millas de sus costas,
elegido por elecciones libres y supervisadas, lo que también
significaría estabilidad dentro de la Isla— estaría en la agenda de las
conversaciones que se avecinan.
La gran pregunta es: ¿debemos los
cubanos esperar por el desarrollo de los acontecimientos, o ser
proactivos en las propuestas para sugerir jerarquizar una sociedad
democrática dentro de Cuba, tanto ante las instancias de la Unión
Europea, como ante los gobernantes de EEUU?
cubanos esperar por el desarrollo de los acontecimientos, o ser
proactivos en las propuestas para sugerir jerarquizar una sociedad
democrática dentro de Cuba, tanto ante las instancias de la Unión
Europea, como ante los gobernantes de EEUU?
EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
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