Por: Rafael Uzcátegui
Columna del Laboratorio de Paz para el Diario 2001
Para quien tenga memoria puede recordar como entre la década de los 80´s y los 90´s, tras agotar el camino formal institucional, las comunidades de este país exigían respuesta de sus problemas a las autoridades cerrando una vía, generalmente con objetos contundentes e incendiando cauchos.
El cierre de vías, por tanto, ha sido un mecanismo histórico de protesta del movimiento popular venezolano, lo que confirma la base de datos "Bravo Pueblo" que la historiadora Margarita López Maya construyó entre 1985 y 1999 para registrar las motivaciones de la protesta entre nosotros.
Los datos reflejan que el cierre de calles era la tercera estrategia más usada por las comunidades en Venezuela, con 224 situaciones registradas en ese período.
En esos años quienes participábamos en los movimientos sociales rechazábamos, sin mediastintas, la represión policial contra quienes cerraban una calle, camino o avenida como forma de exigir sus derechos, refutando los argumentos de los gobierno de turno que calificaban el hecho como "alteración del orden público" o simplemente como "violencia contra el gobierno".
Fueron decenas los vecinos, sindicalistas y estudiantes que fueron detenidos en el pasado por participar en un cierre de vía. Como también fueron múltiples las acciones de quienes exigíamos su liberación y denunciábamos, en ese momento, la violación a los derechos humanos.
Quienes somos coherentes hoy tampoco podemos calificar como "violento" un cierre de calles.
El gobierno del presidente Maduro y el sistema nacional de medios públicos, tal y como se hizo en el pasado, ha criminalizado como "guarimba violenta" tanto los cierres de calle como el conjunto de manifestaciones que se han realizado en las últimas semanas en el país.
Como ayer, estas afirmaciones desde el poder no tienen sustento en la realidad. Para quienes hemos observado con interés analítico las movilizaciones que se realizan desde el 04 de febrero, cuando estudiantes universitarios en San Cristóbal fueron detenidos por denunciar la inseguridad, hemos constatado un fenómeno de movilización que por su extensión, duración y diversidad es novedoso en la cultura de protesta venezolana.
Desde esa fecha por lo menos 800.000 personas diferentes se han movilizado en 16 estados diferentes del país, haciendo marchas, vigilias, concentraciones, intervenciones urbanas, cierres de calles y hasta rezos colectivos. De estas, no llegan al 5% quienes se han involucrado en las llamadas "guarimbas" (cierre de calle con objetos contundentes).
Un cierre de calle, llámese como se llame, asume características violentas sólo cuando hay uso de armas de fuego, vandalismo contra bienes públicos o cierre del acceso a comunidades en contra de su voluntad.
Usted puede tener la opinión política que quiera, pero si asume que los cierres actuales de calle son "violentos", y por eso deben ser reprimidos indiscriminadamente por policías, militares o paramilitares, también estará justificando buena parte de la represión anterior a 1999.
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