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sábado, 12 de abril de 2014

Con #Venezuela se ha perdido la vergüenza en A. Latina

Correo de los Viernes - Con Venezuela se ha perdido la vergüenza



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Con Venezuela se ha perdido la vergüenza


La actual crisis en Venezuela ha puesto de manifiesto dos gravísimos problemas: primero, el sufrimiento del pueblo ante el más claro desarrollo de un régimen populista autoritario; y segundo,
la falta de vergüenza de los gobiernos latinoamericanos, por esa
malentendida solidaridad “progresista”, que es en realidad, complicidad
con la represión y con las causas de desgracia de los venezolanos.

Esa
manera de ser hipócrita y cobarde de los gobiernos en ejercicio,
contrasta con la actitud coherente de algunos ex Presidentes, como el
colombiano Álvaro Uribe, quién dijo: “Maduro tiene las calles llenas de sangre y las cárceles llenas de disidentes” y el costarricense Oscar Arias: “No voy a callarme cuando la sola existencia de un gobierno como el de Venezuela es una afrenta a la democracia”.

Del
mismo modo y con igual firmeza, se han expresado en el Uruguay los ex
Presidentes de los Partidos Tradicionales: Julio María Sanguinetti,
Jorge Batlle y Luis Alberto Lacalle; Fernando Henrique Cardoso en Brasil
y otros en distintos países. Pero no tiene las mismas consecuencias la
voluntad de un ex que la de un mandatario en ejercicio.

Esa
vergüenza no alcanza a las organizaciones gubernamentales regionales en
sí, por la existencia de un aforismo incontrovertible, que indica: “los organismos internacionales son lo que los gobiernos miembros quieren que sean”. Y así es con esos engendros artificiales de la CELAC y la UNASUR, pero también con la OEA y el MERCOSUR.

Para
esos distintos organismos regionales, —es decir para el conjunto de los
gobiernos de Latinoamérica y el Caribe— Venezuela sigue siendo una
democracia. De ahí que esos organismos —o sea todo el subcontinente—
entienden que no hay razón alguna para invocar las distintas “cláusulas
democráticas”.

Y por tanto está clarísimo, por ejemplo en la de la OEA, los elementos esenciales de la democracia representativa, los define la Carta Democrática Interamericana en el art. 3 y son:

1) respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales;
2) acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho;
3) celebración de elecciones periódicas, libres y secretas;
4) régimen plural de partidos y organizaciones políticas;
5) separación e independencia de los poderes públicos.

Y
de esos cinco puntos, solamente el tercero —las elecciones— ha sido
cumplido por el gobierno de Maduro, los otros cuatro restantes los ha
ignorado y los sigue desconociendo. Y con las manifestaciones, esto se
ha agudizado, pero de ninguna manera es algo nuevo.

Ya
permitieron el fraude electoral de Maduro, pero aunque este no hubiese
existido, ¿hasta cuando los gobiernos latinoamericanos ignorarán que el
gobierno venezolano, aún admitiendo su muy dudosa legitimidad de origen,
desde hace tiempo que no tiene legitimidad de ejercicio?

¿Hasta
cuando van a permitir la falta de independencia de los Poderes
Legislativo, Judicial y Electoral? ¿Hasta cuando van a tolerar las
inconstitucionalidades de la destituciones de algunos Alcaldes,
Diputados, Generales, por el sólo hecho de ser opositores y la prisión
arbitraria de otros?

¿Hasta cuando van a consentir que la
Defensora del Pueblo apruebe, en algunos casos, la tortura de Estado;
que la represión haya causado decenas de muertos y torturados; cientos
de presos y de heridos?

¿Hasta cuando van a soportar ese
“socialismo del siglo XXI”, que ha conllevado el reemplazo del “cuco”
del imperialismo norteamericano por la realidad del colonialismo cubano;
la política del terror, con el fomento y financiación de grupos
paramilitares; el fraude pre-electoral y electoral?

Todo esto, no
ha siquiera servido para mejorar la situación económica del pueblo
hermano de la bolivariana República de Venezuela, que sufre, además, del
racionamiento “tipo cubano” de los alimentos y productos básicos de la
canasta familiar.

Así, la última encuesta del “Instituto Venezolano de Análisis de Datos” (IVAD),
nos señala que el 55% de los venezolanos cree que el gobierno no es
democrático; el 33% se declaran “chavistas” y el 37% opositores (en un
país dónde hay miedo a contestar sondeos); y para el 72% la situación
del país es “negativa”.

Todo lo anterior, hace mucho más
inexcusable la posición asumida por el Frente Amplio, la FEUU, el
PIT-CNT, etc. y el gobierno uruguayo, en relación a la gravísima crisis
que aqueja a Venezuela. Y como no podía faltar la nota surrealista, la
tuvo que dar el Senador de la CAP-L, Luis Rosadilla.

En efecto, nuestro legislador promueve el alistamiento de voluntarios uruguayos, para ir a defender al gobierno de Maduro, porque:

“Ha
llegado el momento de demostrar que ya pasó el tiempo aquél en que las
fuerzas dominantes hacían y deshacían a su voluntad. Que nadie vaya a
pensar que no habrá respuesta de los pueblos de América latina, porque
sí habrá respuestas a eventuales injerencias extranjeras”.


¡Hay
que defender a Maduro! ¿Contra quién? Contra un pueblo indignado por la
falta de libertades, la inseguridad y las restricciones económicas y
alimentarias que tiene que soportar.

¡Sí! Vayamos todos sable en
mano, carabina a la espalda, a enrolarnos en la Embajada de Venezuela en
Montevideo, para esa “cruzada progresista”.

¡Qué vergüenza! Y ¡qué delirio!


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