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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Mermelada | Cuba: ficción y sociedad

Mermelada | Cuba: ficción y sociedad

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Denigrar. es un placer


Foto Peter Deel
Desde la adjudicación del calificativo de bitongos, en el temprano 1959, a los jóvenes que se pronunciaban en contra del recién estrenado régimen, las autoridades cubanas siempre han utilizado términos denigrantes, al referirse a quienes no comulgan con sus ideas y son capaces de manifestarlo públicamente. Anexionistas, plattistas, mercenarios, lacayos del imperio, traidores, apátridas, anticubanos y muchos otros han sido utilizados con profusión durante más de 54 años, y aún hoy se utilizan en sus campañas de descrédito. Sin embargo, el más empleado ha sido el término de gusanos. Gusanos fueron los primeros profesionales, intelectuales, artistas, trabajadores y estudiantes que dijeron no, y gusanos siguen siéndolo quienes continúan diciendo no. El término está tan enraizado en la población que muchas personas, sin pensar en lo que significa, lo aplican festinadamente a todo aquel que se sale de la línea oficial. Para ellos no existen quienes piensan distinto, sino simplemente gusanos.
El término, por inercia, también es asumido por algunos opositores o disidentes, al referirse a ellos mismos o a otros que simpatizan con sus ideas. Una conocida ya fallecida, contraria al régimen desde sus inicios, decía con orgullo que ella era una gusana protozoaria. Sin llegar a estos extremos, el término aún hoy continúa medrando en la actual sociedad cubana, echando leña al fuego de la división y de los enfrentamientos políticos. Entre los defensores del régimen es el preferido por las turbas de estudiantes, trabajadores, profesionales, artistas, amas de casa y otros movilizados, bajo la cobertura oficial de pueblo enardecido, para participar en los mítines de repudio contra la Damas de Blanco y otros opositores pacíficos.
Para el exterior se ha dejado el de anticubanos, siempre, residan donde residan, cumpliendo las órdenes de la mafia anticubana de Miami. En realidad, en Miami lo que existe es un poderoso grupo de cubanos antigubernamentales, que se repite en otras ciudades del mundo, al igual que existieron contra el gobierno dictatorial de Batista en la década de los años cincuenta. A nadie entonces se le ocurrió calificarlos de anticubanos, porque no lo eran entonces ni lo son ahora. Una cosa son los políticos y otra totalmente diferente es Cuba.
Tergiversar los términos, para sacar provecho de ello en la confusión creada, y generalizar el descrédito, ha sido y es una práctica habitual de las autoridades cubanas. Ella no ayuda a crear el clima de tolerancia y de respeto mutuo, imprescindible para que se produzca el diálogo nacional que Cuba necesita.

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