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lunes, 30 de septiembre de 2013

La ignorancia duele | Caso Carne Vaca podrida. AJC

La ignorancia duele | Asociación Jurídica Cubana

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

La ignorancia duele

2-osvaldoLic. Osvaldo Rodríguez Díaz
Guiados por las tiñosas que volaban a baja altura, tres jóvenes que momentos antes cortaban madera en el monte para construir una cerca, encontraron los despojos de una res, que más de 24 horas antes, fuera robada y sacrificada por cuatreros de identidad desconocida.
Aún percibiendo el olor de la carne expuesta por mucho tiempo a nuestro caluroso clima, los recién llegados consideraron que podía ser útil para sus perros, o tal vez con algún tratamiento, para su propio consumo.  Procedieron entonces con sus instrumentos de trabajo a cortar los huesos con restos de carne y cuero.
La  faena fue interrumpida por los agentes de la policía, que llegaron en unión del dueño del animal, quien ya conocía del lugar del sacrificio por haberlo encontrado antes que los jóvenes, guiado también por las aves de rapiña.
Ya en pleno mediodía, se determinó incinerar los restos del animal y lo que habían podido cortar los tres muchachos, pues su estado de descomposición así lo requería.
Desconociéndose los autores del delito e impotentes para investigar su identidad, los agentes de la policía cargaron con los tres jóvenes como acusados para la Unidad. El hecho de ser soldado uno de ellos, determinó que el caso pasara a la jurisdicción militar, para infortunio de los tres.
Tres meses y días transcurrieron para ser presentados ante el Tribunal Militar de la región con sede en La Cabaña. No se asombren:
Adquisición de carne de ganado mayor sacrificado ilegalmente, del articulo 240.1.3 del Código Penal, y
Tenencia Ilegal de Armas del artículo 214, del Código penal, ambos consumados.
Esta última figura, quizás para justificar el tiempo en prisión, que superó el límite mínimo del primer delito, imputado desde un inicio.
La sanción impuesta resultó de seis meses de privación de libertad por ambos delitos, es decir, tres meses por cada uno.
Lo desacertado de estas calificaciones rebasa el límite de lo absurdo. Pretender que despojos putrefactos, que debieron ser incinerados, tengan rango de carne apta para el consumo humano, según lo prevé la ley, es en extremo antijurídico.
Por si fuera poco, considerar las herramientas para cortar la madera empleadas en el corte de los huesos, como armas ilegales, deja sin aliento a cualquier jurista.  Se desconoce el medio afín y se conectan ilegalmente dos figuras, una de los delitos contra el orden público, con otra de los delitos contra la economía.
¿Cómo es que ocurren estas cosas inexplicables?
Alguien debe fiscalizar esos casos de evidente desacierto jurídico.
Lo más triste de esta historia, es que los presentes en la Sala del juicio, se desbordaron de alegría, considerando la sentencia adecuada porque, como, les explicó el fiscal, ya tenían cumplidos tres meses de los seis, y casi les tocaba la libertad condicional.
¿Se las darán?

¡No tengan miedo! Un Mensaje de Juan Pablo II - Cubanet

¡No tengan miedo! - Cubanet News Internacional - Noticias de Cuba / Cuba News

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

¡No tengan miedo!
Maria Marquez, El Nuevo Herald, 12 de abril de 2005.
"La indiferencia ante el sufrimiento humano, la pasividad ante las causas que provocan las penas de este mundo, los remedios coyunturales que no conducen a sanar en profundidad las heridas de las personas y de los pueblos son faltas graves de omisión, ante las cuales todo hombre de buena voluntad deber convertirse y escuchar el grito de los que sufren''.

Estas palabras, que sacudieron la isla en enero de 1998, no las dijo un orador en la tribuna de la ONU, ni un académico en el centro de investigaciones más dotado del mundo. Las dijo, en pleno corazón del régimen cubano, Juan Pablo II, el papa valiente, que desafió a Castro gritándole a su pueblo: ''No tengan miedo''. Las dijo el Papa peregrino, para que escucharan todos los que no escuchaban.

Mientras la frustrada revolución se encargaba de situar micrófonos para espiar el Santo Padre, un sacerdote polaco, un misionero de Jesús, llamado simplemente Karol, señalaba, con fuerza, en Santa Clara, el 22 de enero de 1998: "Es necesario recuperar los valores religiosos en el ámbito social y familiar, fomentado la práctica de las virtudes que conformaron los orígenes de la nación cubana, en el proceso de construir un futuro --con todos y para el bien de todos-- como pedía José Martí. La familia, la escuela y la Iglesia deben formar una comunidad educativa donde los hijos de Cuba, pueden crecer en humanidad''.

Echaba así, con su presencia, un desafío al ostracismo de la Iglesia nacional a partir de 1959 e intentaba despertarla para que adquiriera su ritmo con todos los riesgos que debe poseer y desafiar un misionero de Dios.

Pero, quizás, el mensaje papal a los padres cubanos fue de un frenesí tan realista como dramático. ''Los padres, sin esperar que otros los reemplacen en lo que es su responsabilidad, deben poder escoger para sus hijos el estilo pedagógico, los contenidos éticos y cívicos y la inspiración religiosa en la que desean formarlos integralmente. No esperen que todo les venga dado. Asuman su misión educativa, buscando y creando los espacios y medios adecuados en la sociedad civil''. En Santa Clara, el 22 de enero de 1998, Juan Pablo II, respaldado moral y éticamente por su propia trayectoria en su lucha contra el nazismo y el comunismo en Polonia, rompía el silencio vergonzoso de los padres cubanos que habían aceptado las escuelas al campo, los adoctrinamientos escolares y académicos, convirtiendo su mansedumbre en una especie de moda masiva, que impedía que los niños y jóvenes conocieran a la verdad histórica de su patria, ''para así evitar problemas''. Y en ocasiones aceptaban darles a sus hijos tareas también vergonzosas y alucinantes con tal, también, de "evitar problemas''.

Comprendiendo las circunstancias, el Papa lanzó otro mensaje vital, esta vez a esos niños, esos jóvenes de tan nuevas y desdichadas generaciones en la isla, para que por sí mismos emergieran: ''Queridos jóvenes, sean creyentes o no, acojan el llamado a ser virtuosos. Ello quiere decir que sean fuertes por dentro, grandes de alma, ricos en los mejores sentimientos, valientes en la verdad, audaces en la libertad, constantes en la responsabilidad, generosos en el amor, invencibles en la esperanza. La felicidad se alcanza desde el sacrificio. No busquen fuera lo que pueden encontrar dentro. No esperen de los otros lo que ustedes son capaces y están llamados a hacer y ser. No dejen para mañana el construir una sociedad nueva, donde los sueños más nobles no se frustren y donde ustedes puedan ser los protagonistas de su historia''. Aquel 23 de enero de 1998 el Papa selló con los jóvenes, en Camagüey, este compromiso.

El viaje del Papa Juan Pablo II a Cuba, fue una de sus más grandes encomiendas para la libertad. Lástima que el lema del desafío, ¡no tengan miedo!, tampoco fue escuchado.

Assange: Asere se te cayó la tanga! o te aburres de vivir en el consulado inglés | sin EVAsión

Assange: ¿con los indios o con los cowboys? | sin EVAsión

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Assange: ¿con los indios o con los cowboys?

Fotografía tomada de Internet
Fotografía tomada de Internet
El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
- See more at: http://www.desdecuba.com/sin_evasion/?p=2419#sthash.tsVd5jNY.dpuf


Assange: ¿con los indios o con los cowboys?
Fotografía tomada de Internet
El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres –que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
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Assange: ¿con los indios o con los cowboys?

Fotografía tomada de Internet
Fotografía tomada de Internet
El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
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Assange: ¿con los indios o con los cowboys?

Fotografía tomada de Internet
Fotografía tomada de Internet
El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
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Assange: ¿con los indios o con los cowboys?

Fotografía tomada de Internet
Fotografía tomada de Internet
El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
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Assange: ¿con los indios o con los cowboys?

Fotografía tomada de Internet
Fotografía tomada de Internet
El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
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Assange: ¿con los indios o con los cowboys?

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El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
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Assange: ¿con los indios o con los cowboys?

Fotografía tomada de Internet
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El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
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Assange: ¿con los indios o con los cowboys?

Fotografía tomada de Internet
Fotografía tomada de Internet
El pasado jueves 26 de septiembre, como colofón del Taller Interactivo de Jóvenes Blogueros, impartido por Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada (México), que sesionó desde el lunes 23 en la sede del Centro de Información para la Prensa, en La Habana bajo los auspicios del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, se realizó una videoconferencia para que esa efímera estrella fugaz y, en su momento, celebérrimo fundador de Wikileaks, Julian Assange, intercambiara con estudiantes, periodistas y blogueros cubanos, es decir, ni más ni menos que con los representantes de la prensa oficial.
Cuesta creer que el más fanático partidario de la libertad de información y de expresión, el paladín que ha quebrado espadas contra el monopolio mediático y el más cáustico crítico de las compañías informativas que “intentan combatir la verdad escondiéndola”, se sumara al corrillo de guardianes de la censura en Cuba. Cuando menos resulta confuso: o bien Assange ha sido engañado, algo difícil de asumir tratándose de alguien que ha tenido acceso a información clasificada de una superpotencia como EEUU y del que, en consecuencia, puede esperarse la capacidad de encontrar los mejores atajos en pos de “la verdad”; o bien es él quien está engañando al mundo. A no ser que existan “monopolios buenos” y “monopolios malos”.
Claro, no hay que olvidar que Julian Assange parece ser bastante candoroso, que no por gusto dos malvadas mujeres que ahora el señor editorialista de La Jornada, todo un experto en comunicación, define como “dos suecas borrosas” – trataron de envolverlo en una demanda judicial bajo “acusaciones falsas”, váyase a saber con qué intenciones. Por cierto, no comprendo muy bien el uso del calificativo “borrosas” en este contexto, pero lo cierto es que no suena muy gentil. En un principio me hubiese gustado que alguno de los estudiantes y jóvenes blogueros cubanos allí reunidos le señalaran al editorialista que esa no es la forma en que los revolucionarios se expresan sobre las mujeres, pero enseguida recapacité al recordar los métodos revolucionarios que se aplican en Cuba para tratar a las féminas: Las Damas de Blanco y otras mujeres incómodas al régimen son vivos testimonios de ello. En comparación, casi podría afirmarse que el señor Arce resulta un cumplido caballero.
En todo caso, poco aportó Assange al encuentro periodístico. Por demás la invitación al australiano fue bastante tardía; el caso Assange ya está más que frío, así que el sujeto no clasifica para marketing. En cuanto a su solidaridad o simpatía con los cuatro espías de la dictadura cubana, no pasó de ser un parlamento bastante gris para quien una vez brilló en el imaginario de libertad de Internet, pero en definitiva es una posición personal intrascendente que se podría pasar por alto con todo y cintica amarilla.
En un tiempo hubo cubanos independientes que se sintieron atraídos por la idea, hasta cierto punto romántica, de plantar cara a los monopolios de la información y, de hecho, no faltaron quienes declararon sin tapujos su admiración y simpatía por Assange. No es mi caso. En lo personal, la experiencia me ha enseñado a desconfiar de todos los mesianismos, de cualquier color, en especial de aquellos que ofrecen como contraparte del status quo la anarquía total. A estas alturas, ya sabemos que bajo la piel de este sonriente rubiecito que se esfuerza por parecer simpático se ocultan retorcidos vericuetos, muy diferentes de la transparencia que él reclama en su prédica.
No obstante, esta estrella en ocaso cayó abruptamente en la tentación de tomar partido al aceptar un intercambio, no con un auditorio que representara a todo el espectro del periodismo digital cubano donde hubiera multiplicidad de voces, propuestas y pensamientos –lo cual sería una verdadera muestra de libertad–, sino con un selecto grupo de individuos que debió pasar por los más rigurosos tamices para resultar electos como soldados de esa barricada monocorde presente en el referido taller de ciberperiodismo, la voz del poder de la dictadura cubana.
Más aún, aunque la bloguera independiente Yoani Sánchez fue mencionada en el diálogo periodismocastrista-Assange, para señalarla nuevamente como mercenaria, agente al servicio del gobierno de EEUU y todos los habituales atributos que los medios del gobierno le han regalado, ella no tuvo la posibilidad de responder a tantos epítetos y acusaciones porque no fue invitada al evento-taller, pese a ser la más conocida exponente y una fundadora de la blogósfera independiente, creó la Academia Blogger y la mayor plataforma blogger de la Isla, y cuenta incluso con publicaciones sobre el uso de Word Press. Assange, el adalid de la libertad de expresión, el ángel de la verdad, no cuestionó tan insólita ausencia, como tampoco la de otros blogueros y periodistas de los medios digitales independientes.
Pero también en el encuentro se dijeron algunas verdades, aunque descontextualizadas. Por ejemplo, yo coincido con Assange en que Internet “por primera vez nos ofrece la herramienta más poderosa para destrozar la manipulación y el control de los medios. Pero estamos frente a una gran batalla. Internet permite a cada uno expresar la verdad”. ¡Sí lo sabremos nosotros, los blogueros y periodistas independientes, que nos servimos de la red para expresar nuestras verdades y quebrar el bloqueo mediático oficial, lo que nos mantiene en una constante batalla, no solo en la web, sino también en nuestra vida física! ¡Si lo sabrá el gobierno, que no permite la expansión del uso de Internet, a la vez que mantiene filtradas muchas de nuestras páginas y un hostigamiento permanente contra el ejercicio de la libertad de expresión, opinión e información! Eso explica por qué no es posible que exista un Julian Assange cubano.
Por eso resulta interesante que Assange se declare impresionado de que en Cuba “se ha logrado resistir 50 años de bloqueo a solo 90 millas de los EEUU”, y no sabe cómo ha sido posible esto. La verdad es que aclararle al solidario Julian el tema sobre “el bloqueo” y “la heroica resistencia del pueblo” sería bastante difícil, a juzgar por la visión tan oblicua que tiene sobre la realidad e historia cubanas. Casi inspira compasión la manera ¿ingenua? en que un tipo tan sagaz y experimentado en las lides informáticas parece haber caído víctima de las alucinaciones mediáticas fabricadas por el totalitarismo castrista. Por mi parte no me lo creo, pero ya saben mis lectores que comúnmente suelo ser perspicaz con algunos personajes excéntricos… Assange no es la excepción.
Sin embargo, para darle el beneficio de la duda y tomar como buenas sus intenciones, podríamos responderle de manera muy resumida, diciéndole que eso que llama “resistencia del pueblo cubano” –y que en realidad no es más que la capacidad de aferrarse al poder la más larga dictadura que conoce Occidente– puede agradecerse, entre otros factores, a la solidaridad de gente como él.
Así, pues, ¡gracias, Julian, de verdad, pero no te esfuerces! Ya sin tu apoyo hemos tenido suficiente. En todo caso, con este post te devuelvo el favorcito: probablemente yo sea una de los pocos cubanos con vergüenza que prestó alguna amable atención a tu ciber-presentación como aliado de ese largo monopolio mediático: el de los Castro. Después de todo me apena que hayas hecho tamaño ridículo. Tu desafortunado lance me ha hecho recordar una frase salida de la más auténtica jerga popular y que unos años atrás se utilizaba para sentenciar las peores pifias: “¡Asere, se te cayó la tanga!”.
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