EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Re-consagración de la censura
Miriam Celaya
30 de julio de 2013
La dirección del gobierno no consideró a los aguerridos y revolucionarios periodistas participantes en el congreso suficientemente capaces para elaborar lo que el señor Díaz-Canel definió como “el diseño de una política comunicacional del Estado y del Gobierno, incluidos los medios de comunicación”.
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Recién concluyó el 9no. Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) del cual Miguel Diaz-Canel, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, tuvo a su cargo la clausura, en una clara demostración de que, más allá de la muy cacareada “actualización del modelo” al estilo raulista, la prensa oficial permanecerá secuestrada por la ideología en el poder.
De hecho, la dirección del gobierno no consideró a los aguerridos y revolucionarios periodistas participantes en el congreso suficientemente capaces para elaborar lo que el señor Díaz-Canel definió como “el diseño de una política comunicacional del Estado y del Gobierno, incluidos los medios de comunicación”. En su lugar, dicha tarea recayó sobre un grupo de trabajo creado por la “Comisión del Buró Político que atiende la implementación y el desarrollo de los Lineamientos de la Política Económica y Social”, es decir, los propios Inquisidores, con la obediente aquiescencia de los profesionales del ramo… O quizás deberíamos decir “del amo”.
Otro punto del discurso de clausura que reafirma el control del PCC sobre los medios de prensa fue la insistencia en mantener “la vigencia de los Objetivos de Trabajo aprobados durante la Primera Conferencia Nacional del Partido y la resolución aprobada en el 2007 por el Buró Político para evaluar la eficiencia informativa de los medios de prensa”. En resumen, la subordinación absoluta del periodismo a la dirección del PCC y la re-consagración de la censura de prensa.
Si bien durante las sesiones hubo algunas intervenciones interesantes y moderadamente críticas, sobre todo por parte de algunos de los más jóvenes periodistas, las palabras de clausura resultaron un portazo a cualquier aspiración de apertura que pudieran abrigar los más optimistas. Todo indica que la misión de “lograr el perfeccionamiento de la prensa acorde con las actuales exigencias de la sociedad”, que deberán enfrentar los periodistas del gobierno, será otra encomienda imposible al persistir la ausencia de libertades. Se impuso así nuevamente la retórica del pasado totalitario definida en aquel demoledor principio de inspiración leninista-estalinista, Dentro de la revolución, todo; contra la revolución nada, una sentencia inverosímil para aplicar en los tiempos actuales.
Fue éste, en realidad, un sub-congreso del PCC, en el cual los delegados fueron instruidos sobre cómo ser más útiles a la cúpula gobernante en el complejo escenario actual, cuando las nuevas tecnologías han hecho literalmente imposible el control y monopolio absoluto de la información, de la difusión y de la propia prensa, hasta ahora detentado por el gobierno.
Paradójicamente, en el transcurso del congreso la única alusión a la libertad de prensa, esencia vital del periodismo, estaba contenida en una parrafada inextricable del encargado de la clausura: “Estamos en un mundo lleno de mitos e hipocresía, en el que se habla de democracia, de libertad de prensa, y nada de eso tiene sentido en un mundo de hegemonismo, de espionaje, de amenazas de guerra, de hambre, de analfabetismo”. (Subrayado de la autora). Lo cual es coherente con el sistema, porque la libertad de prensa, por su definición y naturaleza, es continente y garante de todas las libertades cívicas de las que hemos carecido por más de medio siglo los cubanos, y en consecuencia resulta el espectro más temido por los totalitarismos.
Lo incongruente del congreso de la UPEC realizado en plena era de la informática y las comunicaciones es que se autodefina como representante del periodismo cubano y enumere “aportes” al presente y al futuro de Cuba ignorando los espacios informativos, críticos, de denuncia y de opinión que desde hace muchos años ha venido abriendo el periodismo independiente en la Isla y, desde hace más de un quinquenio la blogósfera alternativa como periodismo ciudadano en el más puro ejercicio de la libertad de expresión y de opinión, sin censuras ni mecenazgos.
Un verdadero congreso de periodistas cubanos en ejercicio de sus libertades hubiese incluido este periodismo espontáneo, propio de esta época y de la realidad que vivimos, surgido a despecho del gobierno, y que incluye tanto espacios demonizados como algunos oficialmente tolerados, pero que en su conjunto ofrece multiplicidad de enfoques que conviven en una visión más objetiva y real de la Cuba actual. Son espacios polémicos y novedosos que reflejan las expectativas y propuestas de grupos de los más variados sectores de la población, con amplia diversidad de temáticas e intereses. Ellos representan hoy por hoy lo mejor del periodismo cubano. Baste mencionar varios, como las revistas Convivencia, Voces, Palabra Nueva, Espacio Laical, el Boletín del Observatorio Crítico, el Boletín del Movimiento Cristiano de Liberación, Primavera de Cuba, la plataforma blogger Voces Cubanas, entre muchos más, y varias decenas de blogs y otras webs independientes, que cubren todo lo que oculta y deja de relatar, analizar o informar el periodismo oficial.
El 9no Congreso de la UPEC, excluyente, elitista, servil y sectario, ha sido quizás el canto de cisne de ese vergonzoso monumento al pasado, la prensa del totalitarismo. Una maquinaria al servicio de la anacrónica autocracia, y así, como el propio poder y el sistema que la sustentan, está condenada a desaparecer.
De hecho, la dirección del gobierno no consideró a los aguerridos y revolucionarios periodistas participantes en el congreso suficientemente capaces para elaborar lo que el señor Díaz-Canel definió como “el diseño de una política comunicacional del Estado y del Gobierno, incluidos los medios de comunicación”. En su lugar, dicha tarea recayó sobre un grupo de trabajo creado por la “Comisión del Buró Político que atiende la implementación y el desarrollo de los Lineamientos de la Política Económica y Social”, es decir, los propios Inquisidores, con la obediente aquiescencia de los profesionales del ramo… O quizás deberíamos decir “del amo”.
Otro punto del discurso de clausura que reafirma el control del PCC sobre los medios de prensa fue la insistencia en mantener “la vigencia de los Objetivos de Trabajo aprobados durante la Primera Conferencia Nacional del Partido y la resolución aprobada en el 2007 por el Buró Político para evaluar la eficiencia informativa de los medios de prensa”. En resumen, la subordinación absoluta del periodismo a la dirección del PCC y la re-consagración de la censura de prensa.
Si bien durante las sesiones hubo algunas intervenciones interesantes y moderadamente críticas, sobre todo por parte de algunos de los más jóvenes periodistas, las palabras de clausura resultaron un portazo a cualquier aspiración de apertura que pudieran abrigar los más optimistas. Todo indica que la misión de “lograr el perfeccionamiento de la prensa acorde con las actuales exigencias de la sociedad”, que deberán enfrentar los periodistas del gobierno, será otra encomienda imposible al persistir la ausencia de libertades. Se impuso así nuevamente la retórica del pasado totalitario definida en aquel demoledor principio de inspiración leninista-estalinista, Dentro de la revolución, todo; contra la revolución nada, una sentencia inverosímil para aplicar en los tiempos actuales.
Fue éste, en realidad, un sub-congreso del PCC, en el cual los delegados fueron instruidos sobre cómo ser más útiles a la cúpula gobernante en el complejo escenario actual, cuando las nuevas tecnologías han hecho literalmente imposible el control y monopolio absoluto de la información, de la difusión y de la propia prensa, hasta ahora detentado por el gobierno.
Paradójicamente, en el transcurso del congreso la única alusión a la libertad de prensa, esencia vital del periodismo, estaba contenida en una parrafada inextricable del encargado de la clausura: “Estamos en un mundo lleno de mitos e hipocresía, en el que se habla de democracia, de libertad de prensa, y nada de eso tiene sentido en un mundo de hegemonismo, de espionaje, de amenazas de guerra, de hambre, de analfabetismo”. (Subrayado de la autora). Lo cual es coherente con el sistema, porque la libertad de prensa, por su definición y naturaleza, es continente y garante de todas las libertades cívicas de las que hemos carecido por más de medio siglo los cubanos, y en consecuencia resulta el espectro más temido por los totalitarismos.
Lo incongruente del congreso de la UPEC realizado en plena era de la informática y las comunicaciones es que se autodefina como representante del periodismo cubano y enumere “aportes” al presente y al futuro de Cuba ignorando los espacios informativos, críticos, de denuncia y de opinión que desde hace muchos años ha venido abriendo el periodismo independiente en la Isla y, desde hace más de un quinquenio la blogósfera alternativa como periodismo ciudadano en el más puro ejercicio de la libertad de expresión y de opinión, sin censuras ni mecenazgos.
Un verdadero congreso de periodistas cubanos en ejercicio de sus libertades hubiese incluido este periodismo espontáneo, propio de esta época y de la realidad que vivimos, surgido a despecho del gobierno, y que incluye tanto espacios demonizados como algunos oficialmente tolerados, pero que en su conjunto ofrece multiplicidad de enfoques que conviven en una visión más objetiva y real de la Cuba actual. Son espacios polémicos y novedosos que reflejan las expectativas y propuestas de grupos de los más variados sectores de la población, con amplia diversidad de temáticas e intereses. Ellos representan hoy por hoy lo mejor del periodismo cubano. Baste mencionar varios, como las revistas Convivencia, Voces, Palabra Nueva, Espacio Laical, el Boletín del Observatorio Crítico, el Boletín del Movimiento Cristiano de Liberación, Primavera de Cuba, la plataforma blogger Voces Cubanas, entre muchos más, y varias decenas de blogs y otras webs independientes, que cubren todo lo que oculta y deja de relatar, analizar o informar el periodismo oficial.
El 9no Congreso de la UPEC, excluyente, elitista, servil y sectario, ha sido quizás el canto de cisne de ese vergonzoso monumento al pasado, la prensa del totalitarismo. Una maquinaria al servicio de la anacrónica autocracia, y así, como el propio poder y el sistema que la sustentan, está condenada a desaparecer.
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