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sábado, 1 de junio de 2013

Darsi Ferrer. En Crisis la preparación de los galenos cubanos y sus relevos


EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Una de las peores humillaciones sufridas por el castrismo tuvo lugar días atrás de la mano de uno de sus aliados, el gobierno brasileño. El hecho ocurrió a raiz de la polémica desatada por las protestas de la Asociación Médica Brasileña, en rechazo a la intención de aceptar en ese país a 6 mil médicos cubanos destinados a trabajar en los barrios pobres. El principal argumento de la institución médica para oponerse a la entrada de los galenos cubanos no es de corte ideológico ni político, sino la escasa preparación profesional con que cuentan para desarrollar su labor. Hasta señalan que desde el 2005 más de 300 médicos cubanos se han sometido a las pruebas para revalidar su título en el gigante suramericano y solo 25 han aprobado los exámenes requeridos. Es primera vez en la historia que la medicina cubana es considerada de mala calidad, nunca antes se había sufrido un bochorno de esa índole. Antes de 1959 la escuela de medicina cubana era de las más prestigiosas a nivel global. Muchos galenos de la isla hicieron aportes significativos a la medicina mundial, y entre ellos se cuentan varios candidatos a Premio Nobel de Medicina. Llegados los Castros al poder, el mito de Cuba potencia médica pudo sostenerse por los antecedentes que traía el sistema de salud y porque la formación de los nuevos profesionales estaba a cargo de profesores de la vieja escuela, que estaban bien calificados. Pero el tiempo y el paso indetenible de la destrucción castrista acabaron con la calidad de la medicina. Hoy la situación es que la politización de la salud, la prohibición del acceso al Internet, la escases de literatura actualizada, las limitaciones y carencias de tecnologías modernas, recursos y equipos médicos, entre otros muchos factores, hacen que la medicina cubana no esté a la altura de los estándares imperantes en pleno siglo XXI. Esa es una penosa realidad.

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