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lunes, 27 de mayo de 2013

Cuba: una mirada a su modelo de bienestar IV

Cuba: una mirada a su modelo de bienestar IV | El Adversario Cubano

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Cuba: una mirada a su modelo de bienestar IV

Por: Dra. Patricia Arés Muzio
24022-fotografia-gLa solidaridad social a contracorriente del individualismo
En el escenario internacional actual el bien individual es más importante que el bien social, el modelo de desarrollo económico pone a las personas ante el deseo de vivir “mejor” (a veces a costa de los demás) por encima del vivir todos bien.
Hoy en día la gente dice “yo no le hago mal a nadie, que nadie se meta en mi vida, a mí me gusta, a mí me va bien, es mi cuerpo, es mi vida, es mi espacio”,eligen la actuación que maximice los beneficios y las ganancias. El “nosotros” se sustituye por el yo. La conducta egoísta en este mundo hegemónico actual es denominada y bien ponderada como “racionalidad instrumental” cuando en realidad esa racionalidad lo que esconde es una gran insensibilidad social.
En nuestro país existe la solidaridad social, aunque hoy vivimos una suerte de paralelismo entre nuestros comportamientos solidarios y la insensibilidad de algunas personas. La socialización del transporte o “botella”, por ejemplo, el hacer de tus vecinos, tu familia, la socialización vecinal de teléfonos particulares, el pasarse los uniformes escolares, algunas medicinas, el brindar tu casa particular como aula después de un ciclón que afectó la escuela, son ejemplos de nuestro intercambio solidario.
Me contaba una joven que estudiaba en la escuela Lenin que en el grupo de sus amiguitas, además de ser una práctica generalizada de los grupos, se juntaba cada semana lo que traían de la casa para repartírselos equitativamente y así todas comían lo mismo, independientemente de que algunas podían traer más cosas y otras no traían casi nada. Para ellas lo más importante eran la amistad y la hermandad.
trigal-4-580x386La creatividad e inteligencia colectiva
En Cuba, además de que puedes conversar y tener múltiples intercambios sociales, puedes darte el lujo de una buena charla con muchas personas. Todos sabemos de algo, todos podemos dar una opinión o podemos tener buenas ideas, tenemos cultura política, cultura deportiva o algunos saben mucho de arte. Tenemos capital cultural acumulado y eso es parte de nuestro patrimonio social y del bienestar invisible. No somos para nada ignorantes, resultado de los niveles educacionales alcanzados. Los cubanos y las cubanas impresionamos por nuestra capacidad para conversar, para emitir ideas y criterios.
Uno de los grandes problemas que tengo como psicóloga clínica, cuando atiendo a las personas, es que se me va el tiempo, porque estamos acostumbrados a conversar, algunos me traen una lista de cosas escritas para que no se les escape lo que desean decir. Estamos acostumbrados a regalarnos tiempo y eso es un lujo en los momentos actuales, cuando nadie tiene tiempo que ofrecer, donde en todas partes del mundo se vive el síndrome de la prisa.
En mis visitas a impartir docencia a países latinoamericanos, en los trabajos de estudios de familia que deben presentar en clases, los estudiantes presentan una realidad familiar-social que me deja perpleja, por la carga de problemas sociales acumulados, no solo en familias pobres, sino de cualquier clase social.
Me doy cuenta por lo que escucho, que nosotros estamos a siglos de distancia, porque el tema no es económico, sino de ignorancia, de pobreza mental acumulada, de estigmas sociales, prejuicios de clase, de género, de raza, violencia contra la mujer, soluciones mágicas a los problemas sin fundamento científico, abuso sexual infantil, poligamia, taras genéticas por una sexualidad irresponsable o sexo entre parientes, todo ello son problemas cotidianos. Son los problemas asociados al desamparo social, a la ausencia de programas sociales de prevención. Para nosotros es excepción lo que para ellos es cotidiano.
Como profesora siento que nuestra población es culta y desarrollada, y lo vivimos sin apenas darnos cuenta y aunque lo cotidiano aparenta ser intrascendente, es el gran telón de fondo de la historia. Algunos jóvenes emigrados suelen darse cuenta de esta realidad social tan diferente con la que tienen que aprender a lidiar.

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