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Dos botellas de ron como equipaje.
No fueron dos libros los que ocuparon espacio en el equipaje del “nuevo viajante” que ansía ver al “mundo en funcionamiento”, ni dos fotos, ni dos dibujos, ni dos cartas, ni dos pañuelos, ni dos cuadernos, ni dos lápices, ni dos flores, ni dos arbustos, ni dos discos, ni dos palomas, ni dos besos, como se esperaría de un joven cubano que aspira a la política, “a la paz, a la armonía, y a la reconciliación sin odios”. No, fueron dos botellas de ron en una mochila. Como símbolo está de truco. La mayor cantidad de trifulcas violentas en Cuba que acaban en tragedia tienen su origen en el ron.
Díganme una cosa: ¿Registran las mochilas en los aeropuertos cubanos tal como hacen en los del mundo entero donde se prohibe pasar cualquier tipo de líquido? Porque resulta raro que hayan dejado pasar así como así dos botellas de ron solamente en una mochila. Ya como equipaje resulta sospechoso. El hecho es que pasaron, o dejaron pasar, no sé cómo, las dos botellas de ron en una mochila.
En cuanto a la detención en Holanda, lugar al que según me cuentan envían a cada rato a los estudiantes del UCI. ¿Por qué razón se produjo la detención, no se lo explicaron al detenido? ¿No tenía visa Shengen? ¿No tuvo vuelo o no existen los vuelos directos La Habana-Estocolmo? Claro, pero con dos botellas de ron como único equipaje, dentro de una mochila; mochila igual a armamento terrorista (recuerden el 11-M en España), o sea vínculo más que sospechoso, era seguro que lo irían a detener.
Por cierto, ¿el ron de qué marca era: Havana Club o Bacardí? Sólo para saber quién paga, sino el viaje, al menos la publicidad.
Zoé Valdés.
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