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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Para Terminar el Año La Novela de Carlos A. Montaner

Otra vez adiós" de Carlos Alberto Montaner

Diario Las Americas
Publicado el 12-12-2012

En el Siglo 20  los sucesos de mayor relevancia y peores consecuencias fueron el triunfo del comunismo y el nazismo.  El Holocausto ha sido sin lugar a dudas uno de esos momentos terribles en que la crueldad del hombre contra sus semejantes llegó a un extremo abominable. Ambos "ismos" trajeron como resultado otro signo de la pasada centuria: el desplazamiento de hombres y mujeres de sus países del origen a diversas partes del mundo: las diásporas.  Dicho así podemos verlo como una abstracción, un tema de ciencias política, sociología, historia.  Para entender la profundidad con que se vieron afectadas millones de vidas, hay que individualizar la tragedia, concentrarla en una sola víctima y en su trayectoria vital.

Portada de la nueva novela de Carlos Alberto Montaner

Así lo que ha hecho Carlos Alberto Montaner en su reciente novela "Otra vez adiós"  publicada bajo el sello SUMA de la Editorial Santillana,  que narra la vida del pintor David Benda: su juventud en Austria antes y durante la invasión nazi; su huida en el Saint Louis y  las circunstancias que lo convierten en uno de los pocos pasajeros que logra desembarcar en La Habana; su vida en la Cuba de los 40 y 50; la necesidad de escapar de nuevo a la llegada del Castrocomuismo; y su vida en Nueva York , especialmente en los años 60 y 70, aunque la novela termina con el siglo, el 31 de diciembre de 1999.

El St. Louis en el puerto de La Habana

La prosa de Montaner– lo sabemos sus lectores–  es clara, precisa, de adjetivos poco comunes bien colocados. La voz narrativa oscila entre la del personaje central y un narrador omnisciente. El autor no se limita a la mención de  personajes históricos imprescindibles para avanzar la trama, sino que algunos – Sigmund Freud, Fulgencio Batista— tienen un papel importante, y sostienen largos diálogos con Benda, quien desea adentrarse en la psicología de ambos para poder captar su esencia al retratarlos.   Es la manera que utiliza Montaner para escudriñar la intimidad de hombres relevantes en Viena y en La Habana durante la época en que el pintor vivía en esas ciudades.

Montaner asimismo añade elementos literarios a acontecimientos históricos, como la captura y fusilamiento de un espía nazi en La Habana  y el absurdo intento de cazar submarinos alemanes de Ernest Hemingway y un grupo de locos, que lo único que agarran es una gran borrachera.   Hace guiños al lector alerta, colocando los nombres y descripciones de las obras de los tres pintores a quienes dedica la novela: Humberto Calzada, Arturo Rodríguez y su esposa Demi, trastocando el tiempo y el espacio, pero manteniendo la esencia del arte pictórico de cada un de ellos. Aparecen igualmente otros personajes reales aunque la situación sea ficticia. Por ejemplo, Freud comenta que ha recibido habanos y el libro "Manicomio" del  narrador cubano Alfonso Hernández-Catá, lo cual pudiera ser posible, pues en esas fechas Hernández-Catá se encontraba de embajador en Brasil,  y tenía gran amistad con Stefan Zweig, escritor austriaco muy vinculado a Freud.Hay un pasaje delicioso, rico en humor y  traviesa ironía, tan típicas del autor,  en que, casi recién llegado a La Habana, David Benda asiste a una tertulia, y una amiga le va describiendo, de forma irreverente,  a los escritores y pintores que concurren.

En las tres ciudades en que vive –Viena, La Habana y Nueva York– David Benda ama  profundamente a tres mujeres, todas inteligentes y  de carácter, que enfrentan dolorosas encrucijadas con gran valentía y aplomo.   En algunos momentos, sin embargo,  Benda aparenta ser un hombre demasiado perfecto, como pintor, amante, amigo, a quien no parece abatirle profundamente el peso de la tragedia vivida en Austria, donde la mujer que ama y el hijo que va a tener son asesinados, y los padres de él llevados a un campo de concentración donde mueren.  Vale reconocer que los sobrevivientes de estas grandes tragedias, muchas veces recurren a clásicos mecanismos de defensa para no hundirse en un dolor que sería intolerable,  y que la misma fuerza de la vida, especialmente en la juventud, los lleva a amar de nuevo, a rehacer sus vidas. Sin embargo, en el conmovedor pasaje cuando David regresa a Viena resurgen en él las huellas que han dejado "el vendaval del nazismo y la persecución antisemita." Y al salir de Cuba, quizás porque ya no estaba en plena juventud y dejaba atrás a una mujer que amaba, la depresión lo paraliza por largo tiempo antes de poder continuar su vida y su trayectoria artística.

Como es común en la literatura actual, en que la pureza de los géneros se ha eliminado, aunque Montaner nunca descuida el hilo de la trama, algo del ensayista se le cuela en los diálogos y descripciones. Sin que deje ver las costuras del intrincado tejido que conforma su novela, hay un intento – deliberado o inconsciente – de enseñar al lector tanto sobre la cultura judía como del clima político cubano de la época, y de la vida en Estados Unidos.

Carlos Alberto Montaner

Dentro del marco de los acontecimientos históricos, en esta novela de Montaner hay amor, sexo, sed de venganza, dolor, esperanza, amistad, corrupción, éxitos, humor, y las repetidas rupturas, los continuos desplazamientos, los dolorosos adioses, la huida infinita que signaron el siglo 20.  "Otra vez adiós" atrapa al lector desde la primera página, y los personajes lo acompañarán mucho tiempo después de terminarla.  Son características principales de toda buena novela.

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