Un supervolcán se esconde bajo las aguas termales de un famoso parque en EE.UU.
Por Amanda Sealy
Parque Nacional de Yellowstone, Wyoming (CNN) — Es difícil no quedar asombrado frente a todo lo que la Tierra tiene para ofrecer cuando estás a la mitad del Parque Nacional Yellowstone.
El géiser más famoso, Old Faithful, dispara al cielo mientras la multitud alza su cabeza solo para ver qué tan alto puede llegar. Los verdes y azules saturados de las albercas geotermales parecen ser de otro mundo.
Las enormes montañas que rodean el parque ofrecen cobijo a los animales para que se sientan libres. Pero debajo de la belleza de Yellowstone, existe un volcán con el poder suficiente para devastar a la mayor parte de Estados Unidos y cambiar al mundo entero.
Las enormes montañas que rodean el parque ofrecen cobijo a los animales para que se sientan libres. Pero debajo de la belleza de Yellowstone, existe un volcán con el poder suficiente para devastar a la mayor parte de Estados Unidos y cambiar al mundo entero.
“El volcán Yellowstone al igual que otros en el mundo son nombrados supervolcanes y la razón es porque parecen una bebida de tamaño extragrandes. Significa que solo son grandes”, dice Hank Hessler, geólogo de Yellowstone en el estado de Wyoming, EU.
El supervolcán describe un fenómeno geológico nunca antes visto por el hombre. No tienen cabida dentro de las estadísticas promedio de una erupción de un volcán normal.
El 18 de mayo de 1980, el Monte St. Helens en el noroeste de Estados Unidos, hizo erupción. Mató a 57 personas y expulsó un kilómetro cúbico de ceniza.
La primera erupción súper volcánica del Yellowstone registrada hace 2.1 millones de años fue al menos 25,000 veces más grande que la erupción del Monte St. Helens. Otras dos súper erupciones del Yellowstone sucedieron hace 1.3 millones de años y la última hace 640,000 años. A pesar de ser más pequeñas que la primera, no se comparan con ninguna erupción volcánica.
Pocos creerían que el tranquilo parque nacional esté establecido sobre la boca de un gigante dormido.
La característica física del supervolcán no es el típico pico montañoso con forma de cono.
Los súpervolcanes tienen calderas que son amplias áreas hundidas. Se forman a causa de las súpererupciones previas que vuelan el suelo.
Bob Smith, geofísico, fue el primero en llamar a Yellowstone “una caldera viviente” en 1979. Actualmente dirige el Observatorio del Volcán Yellowstone en la Universidad de Utah.
“Yellowstone ha sido muy importante. Es mi laboratorio”, dice Smith.
Él ve Yellowstone como algo más que un supervolcán, de hecho el término no es de su agrado. “Prefiero usar la expresión, punto caliente porque refleja una zona volcánica concentrada y activa”.
Hawaii e Islandia son otros ejemplos de puntos calientes, pero Yellowstone es el único ubicado bajo tierra en lugar del mar, lo que ha hecho más fácil que Smith lo estudie.
Su equipo dispuso de una serie de sensores alrededor del parque para que puedan vigilar de cerca sus signos vitales. Miden el movimiento de la tierra y graban los terremotos frecuentes que ocurren en el área.
Los sensores también le han ayudado al equipo de Smith a descubrir qué clase de actividad realiza el supervolcán. A tan solo ocho kilómetros por debajo de la superficie se encuentra una reserva de roca sólida y magma. Bajo esa reserva existe una enorme columna de roca muy caliente de 57.000 kilómetros cúbicos, la cual actúa como combustible para cada alberca burbujeante del géiser en Yellowstone.
Con todo ese calor guardado debajo de Yellowstone, ¿Cómo sería si explotara? Smith y otros científicos tienen escenarios nada alentadores.
En el libro de Smith, Windows into the Earth, él dice, “La devastación sería completa e inconcebible”. Antes de la erupción, grandes terremotos probablemente invadirían las áreas de alrededor hasta que la gran explosión borre a Yellowstone por completo del mapa.
Después de la erupción inicial, nubes de gas y rocas quemarían todo en su camino con temperaturas que alcanzan los cientos de grados centígrados. Una lluvia de ceniza cubriría el oeste de Estados Unidos que paralizaría el transporte aéreo y amenazaría el abastecimiento alimenticio en el mundo.
Se estima que 87.000 personas morirían inmediatamente.
Ya te imaginarás que con este tipo de catástrofe latente, la pregunta que le hacen constantemente a Smith es, “¿Cuándo va a explotar otra vez?”
Las tres erupciones de Yellowstone han ocurrido con unos 800,000 años de diferencia. La gente comienza a especular que se acerca otra.
También en el 2004 Smith notó que el suelo había empezado a levantarse y después bajó en el 2010. Era como si el supervolcán estuviera respirando.
Sin embargo, Smith dice que no hay absolutamente ninguna razón para entrar en pánico. “Nosotros creamos escenarios. Más o menos sabemos qué esperar de acuerdo con los patrones de tiempo y espacio de la información del terreno. Adquiridos también a través de otras experiencias de otras zonas en el mundo. Usamos eso para interpretar nuestra propia información en términos de la potencial amenaza o riesgo que pueda ser”, dice Smith.
La amenaza más inmediata son los terremotos y las pequeñas erupciones porque la probabilidad de que ocurra alguna de estas dos es mucho más alta.
Reconfortante o no, millones de visitantes todavía irán a visitar la maravillosa tierra geológica que es el Parque Nacional Yellowstone.
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