EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Publicado el 09-04-2012
Querría estar equivocado
Por Armando Ribas
Tengo un mal recuerdo de aquel momento en que oyera el discurso de Fidel Castro en La Habana en enero de 1959. En aquel denominado discurso de ”la paloma” en un momento Fidel preguntó ¿Voy bien Camilo? Por supuesto parece que no estuvo de acuerdo y por ello en poco tiempo lo hizo desaparecer en el avión a Camilo Cienfuegos. Pues bien en aquella oportunidad al terminar el discurso me dirigí a mi familia presente y dije: “Vamos mal cubanos”. Lamentablemente no me equivoqué y pueden tener la seguridad mis lectores que me hubiese encantado haberme equivocado, y no las actuales autoridades del mundo que pretenden ignorar el sufrimiento de los cubanos en la isla y los crímenes de Fidel Castro y at láteres.
Pero en esta oportunidad no me voy a extender en la problemática de Cuba que ya sabemos o debiéramos de saber lo ocurrido a partir de la llegada del movimiento 26 de Julio. Desde ese momento desapareció cualquier vestigio de libertad en Cuba y por supuesto se destruyó la economía más adelantada del continente al Sur del Río Grande. Mi preocupación trasciende a aquel momento ante la propuesta de acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC, guerrilla que ha pretendido por más de cincuenta años convertir a Colombia en otra Cuba en el continente.
Como ya se sabe aparentemente una gran parte de la población parece apoyar al presidente Santos en este entuerto, y asimismo participa la representación de la Iglesia Católica. Pero qué podíamos esperar al respecto si el Papa fue a visitar a Fidel Castro. Ahora bien también ha sido apoyado por la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos. Todo parece indicar que nos empeñamos en desconocer la historia. Pero debo aclarar que la oposición al proyecto de acuerdo con las FARC, no implica que se esté a favor de la guerra. La paz es un objetivo, lo que está en discusión no es la intención sino la forma de lograrla.
Al respecto me parece pertinente recordar una vez más el intento de acuerdo de Munich con Hitler y Mussolini llevado a cabo impunemente por Chamberlain y Daladier y que convinieron criminalmente en entregar a Checoslovaquia a los nazis. Al regreso de Chamberlain a Inglaterra Churchill se expresó de esta manera: “Han perdido el honor para evitar la guerra, y ahora tendrán la guerra sin el honor”. A los hechos me remito, como prueba del realismo de aquella observación en su oportunidad. Fue en razón de la misma que me permití llamar a Uribe el Churchill de América cuando se opuso al plan de UNASUR de restablecer las relaciones entre Colombia y Venezuela. Hoy por supuesto el ex presidente se ha opuesto públicamente a dicho proyecto, y una vez más comparto su criterio.
Pero hagamos algunas disquisiciones al respecto. En primer lugar, fue en la Habana donde se firmó el acuerdo del Gobierno de Colombia y los rebeldes de iniciar el 5 de Octubre próximo un acuerdo de paz en Oslo. Por tanto asimismo Noruega y Cuba serían los garantes de las conversaciones. No puedo menos que recordar que “Dime con quien andas y te diré quien eres”. Y por tanto la aparente amistad del presidente Santos con Fidel Castro no puede menos que causarme un desasociego respecto al futuro de Colombia y por supuesto de la influencia creciente de Chávez en el continente. Y esa preocupación se valida por la ignorancia pertinaz de los crímenes de los Castro en Cuba y a través de la subversión en América Latina. No debiera de haber dudas de que Castro ha sido el criminal más grande que ha producido este continente, y que en Cuba es por más de cincuenta años el país donde la falta de libertad es más evidente, amén de la pobreza generada por el sistema comunista.
Dicho lo que antecede no pareciera que la alternativa que se presenta pueda constituir una real esperanza de paz y libertad en Colombia y por demás en el continente. Pensar que las FARC puedan abandonar su proyecto totalitario, amparada por Cuba es un sueño de una noche de verano. Y por supuesto la realidad que se presenta es la posibilidad de un mayor acercamiento de Colombia al socialismo del Siglo XXI y lo que ello implica como violación pertinaz de los derechos individuales. Por tanto ante esta evidente realidad no puede menos que, más que sorprender entristecer el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea a este proyecto.
Pero pasemos entonces a otras consideraciones respecto a la información existente. Así me pregunto ¿en qué puede consistir el pacto de paz, si el acuerdo no conllevaría, indultos, ni amnistías ni leyes de punto final? Si los miembros de las FARC van a ser sometidos a juicio y consecuentemente encarcelados, ¿qué interés pueden tener por el acuerdo? ¿En que los beneficiaría? Por otra parte también la agenda de negociación incluye seis puntos básicos entre los cuales están la desmovilización de los guerrilleros, el cese de hostilidades y la entrega de armas. La aceptación de ello más que un acuerdo implicaría una rendición.
Pero más aun debo insistir en que la idea multipartidaria parte del principio de que el sistema no está en juego. Al respecto vale insistir en otro hecho histórico. A partir de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, como se recordará el partido nazi fue prohibido en Alemania. La existencia de un partido hegemónico entraña de por sí una violación del principio republicano de la libertad. Por tanto para que las FARC acuerden entrar en un proceso democrático tendrían que abandonar por definición las ideas totalitarias que las constituyen. Y vale recordar asimismo que en Estados Unidos jamás hubo un partido socialista. El socialismo implica por definición el desconocimiento de la propiedad privada en pro del bien público. Por consiguiente donde existe una constitución que reconoce el derecho de propiedad, el socialismo es inconstitucional.
Entonces arribamos a lo que constituye la mayor preocupación. Si la anterior conclusión parece un imposible, el resultado del acuerdo podría implicar la aceptación por parte de Colombia del socialismo del siglo XXI. Sistema que a su vez constituye una violación de los principios de libertad que garantiza la denominada y lamentablemente desconocida Rule of Law. Por tanto puedo concluir que el proyecto de acuerdo con las FARC implicaría la aceptación del proyecto de Chávez, ya puesto en práctica, seguido por Correa en el Ecuador y también por Evo Morales en Bolivia.
Al respecto tampoco podemos olvidar que según la información pertinente, un 70% de los fondos de las FARC provienen del narcotráfico. Por supuesto ya sabemos que de esa instancia participa también el Sr. Chávez, por más que los americanos se empeñen en ignorarlo. Entonces cuál es el rol que cumpliría el narcotráfico, cada vez más criminal en México, de ese acuerdo trascendente de paz. “Qui lo sa”. Entonces voy a insistir en las palabras de Uribe al respecto: “Dos años de descuidos de la política de seguridad democrática, de recrudecimiento del terrorismo, y este gobierno piensa que a la paz se llega negociando con un terrorismo que el gobierno permitió”.
Todo parece indicar que esta negociación con el terrorismo implica de hecho su aceptación como tal. Por otra parte los puntos señalados anteriormente al respecto implican de hecho más que un acuerdo una rendición fáctica. Y dudo mucho que Castro y Chávez estén dispuestos a aceptar una rendición incondicional de un movimiento que representa en Colombia los presupuestos totalitarios de sus respectivas doctrinas totalitarias, hoy implementadas en Cuba por más de cincuenta años. En fin no lo comprendo y dudo que las FARC acepten una rendición incondicional, y la aceptación de cualquier condicionamiento de su parte implicaría la violación de los principios de la libertad. O sea que pienso que no es más que otro ensayo político para continuar en la palestra, ante una supuesta legalización internacional del terrorismo que representan. Por tanto insisto, querría estar equivocado.
Pero en esta oportunidad no me voy a extender en la problemática de Cuba que ya sabemos o debiéramos de saber lo ocurrido a partir de la llegada del movimiento 26 de Julio. Desde ese momento desapareció cualquier vestigio de libertad en Cuba y por supuesto se destruyó la economía más adelantada del continente al Sur del Río Grande. Mi preocupación trasciende a aquel momento ante la propuesta de acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC, guerrilla que ha pretendido por más de cincuenta años convertir a Colombia en otra Cuba en el continente.
Como ya se sabe aparentemente una gran parte de la población parece apoyar al presidente Santos en este entuerto, y asimismo participa la representación de la Iglesia Católica. Pero qué podíamos esperar al respecto si el Papa fue a visitar a Fidel Castro. Ahora bien también ha sido apoyado por la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos. Todo parece indicar que nos empeñamos en desconocer la historia. Pero debo aclarar que la oposición al proyecto de acuerdo con las FARC, no implica que se esté a favor de la guerra. La paz es un objetivo, lo que está en discusión no es la intención sino la forma de lograrla.
Al respecto me parece pertinente recordar una vez más el intento de acuerdo de Munich con Hitler y Mussolini llevado a cabo impunemente por Chamberlain y Daladier y que convinieron criminalmente en entregar a Checoslovaquia a los nazis. Al regreso de Chamberlain a Inglaterra Churchill se expresó de esta manera: “Han perdido el honor para evitar la guerra, y ahora tendrán la guerra sin el honor”. A los hechos me remito, como prueba del realismo de aquella observación en su oportunidad. Fue en razón de la misma que me permití llamar a Uribe el Churchill de América cuando se opuso al plan de UNASUR de restablecer las relaciones entre Colombia y Venezuela. Hoy por supuesto el ex presidente se ha opuesto públicamente a dicho proyecto, y una vez más comparto su criterio.
Pero hagamos algunas disquisiciones al respecto. En primer lugar, fue en la Habana donde se firmó el acuerdo del Gobierno de Colombia y los rebeldes de iniciar el 5 de Octubre próximo un acuerdo de paz en Oslo. Por tanto asimismo Noruega y Cuba serían los garantes de las conversaciones. No puedo menos que recordar que “Dime con quien andas y te diré quien eres”. Y por tanto la aparente amistad del presidente Santos con Fidel Castro no puede menos que causarme un desasociego respecto al futuro de Colombia y por supuesto de la influencia creciente de Chávez en el continente. Y esa preocupación se valida por la ignorancia pertinaz de los crímenes de los Castro en Cuba y a través de la subversión en América Latina. No debiera de haber dudas de que Castro ha sido el criminal más grande que ha producido este continente, y que en Cuba es por más de cincuenta años el país donde la falta de libertad es más evidente, amén de la pobreza generada por el sistema comunista.
Dicho lo que antecede no pareciera que la alternativa que se presenta pueda constituir una real esperanza de paz y libertad en Colombia y por demás en el continente. Pensar que las FARC puedan abandonar su proyecto totalitario, amparada por Cuba es un sueño de una noche de verano. Y por supuesto la realidad que se presenta es la posibilidad de un mayor acercamiento de Colombia al socialismo del Siglo XXI y lo que ello implica como violación pertinaz de los derechos individuales. Por tanto ante esta evidente realidad no puede menos que, más que sorprender entristecer el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea a este proyecto.
Pero pasemos entonces a otras consideraciones respecto a la información existente. Así me pregunto ¿en qué puede consistir el pacto de paz, si el acuerdo no conllevaría, indultos, ni amnistías ni leyes de punto final? Si los miembros de las FARC van a ser sometidos a juicio y consecuentemente encarcelados, ¿qué interés pueden tener por el acuerdo? ¿En que los beneficiaría? Por otra parte también la agenda de negociación incluye seis puntos básicos entre los cuales están la desmovilización de los guerrilleros, el cese de hostilidades y la entrega de armas. La aceptación de ello más que un acuerdo implicaría una rendición.
Pero más aun debo insistir en que la idea multipartidaria parte del principio de que el sistema no está en juego. Al respecto vale insistir en otro hecho histórico. A partir de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, como se recordará el partido nazi fue prohibido en Alemania. La existencia de un partido hegemónico entraña de por sí una violación del principio republicano de la libertad. Por tanto para que las FARC acuerden entrar en un proceso democrático tendrían que abandonar por definición las ideas totalitarias que las constituyen. Y vale recordar asimismo que en Estados Unidos jamás hubo un partido socialista. El socialismo implica por definición el desconocimiento de la propiedad privada en pro del bien público. Por consiguiente donde existe una constitución que reconoce el derecho de propiedad, el socialismo es inconstitucional.
Entonces arribamos a lo que constituye la mayor preocupación. Si la anterior conclusión parece un imposible, el resultado del acuerdo podría implicar la aceptación por parte de Colombia del socialismo del siglo XXI. Sistema que a su vez constituye una violación de los principios de libertad que garantiza la denominada y lamentablemente desconocida Rule of Law. Por tanto puedo concluir que el proyecto de acuerdo con las FARC implicaría la aceptación del proyecto de Chávez, ya puesto en práctica, seguido por Correa en el Ecuador y también por Evo Morales en Bolivia.
Al respecto tampoco podemos olvidar que según la información pertinente, un 70% de los fondos de las FARC provienen del narcotráfico. Por supuesto ya sabemos que de esa instancia participa también el Sr. Chávez, por más que los americanos se empeñen en ignorarlo. Entonces cuál es el rol que cumpliría el narcotráfico, cada vez más criminal en México, de ese acuerdo trascendente de paz. “Qui lo sa”. Entonces voy a insistir en las palabras de Uribe al respecto: “Dos años de descuidos de la política de seguridad democrática, de recrudecimiento del terrorismo, y este gobierno piensa que a la paz se llega negociando con un terrorismo que el gobierno permitió”.
Todo parece indicar que esta negociación con el terrorismo implica de hecho su aceptación como tal. Por otra parte los puntos señalados anteriormente al respecto implican de hecho más que un acuerdo una rendición fáctica. Y dudo mucho que Castro y Chávez estén dispuestos a aceptar una rendición incondicional de un movimiento que representa en Colombia los presupuestos totalitarios de sus respectivas doctrinas totalitarias, hoy implementadas en Cuba por más de cincuenta años. En fin no lo comprendo y dudo que las FARC acepten una rendición incondicional, y la aceptación de cualquier condicionamiento de su parte implicaría la violación de los principios de la libertad. O sea que pienso que no es más que otro ensayo político para continuar en la palestra, ante una supuesta legalización internacional del terrorismo que representan. Por tanto insisto, querría estar equivocado.
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