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domingo, 26 de agosto de 2012

Cuba: Poder petrificado

Cuba: Poder petrificado - listindiario.com

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO


Cuba: Poder petrificado
Manuel Fermín
El presidente de Cuba, general Raúl Castro, cumplió el 3 de junio, 81 años. Fidel, su hermano, líder de la “Revolución” y “retirado” por enfermedad, cumplió 86 años; nació en 1926.
Una buena parte de todos los demócratas del mundo, muy especialmente de América, y más concretamente los latinoamericanos, nos deja sorprendidos ver cómo esta “gerontodirección política” sigue aferrada al poder. Y lo curioso es que el fundador y maestro del “Estado socialista”, Fidel, aún enfermo, sigue dando instrucciones desde “su cama” o desde un cómodo asiento hogareño al sumiso hermano menor, porque no quiere aparecer como “líder derrotado en el ocaso de sus días”. Habilidad de este dúo ha sido recurrir al miedo para justificar la retención del poder hasta que mueran. Todo este cínico comportamiento, trucado con tecnicismos propagandísticos, sigue como esfuerzo mediático desesperado para su adaptación a los tiempos; al siempre incierto y angustioso futuro de “su” isla. Ahora bien, lo que no puede cambiar es la dirección política, que es donde está el verdadero mal del régimen. Siguen los militares y civiles jurásicos que no pueden ser desplazados porque los “jóvenes han cometido muchos errores”,  nos dice el saurio “presidente”, Raúl Castro (81 años), quien se asesora de un buró político-militar (entre ellos José Machado Ventura, 81 años y un señor de apellido Fernández, removido de su cargo a los 88 años) reducido de 24 a 15 miembros, círculo íntimo en donde el 60% (9) está integrado por “generales históricos”. Los únicos “jóvenes históricos” son el hijo de Raúl, Alejandro Castro Espín, y el nieto que es el jefe de la escolta de su abuelo, quien ha pasado de ser perro guardián de su hermano, a amo.
Esta dictadura ha sabido vivir en consonancia con los tiempos. Mientras invoca el “embargo” para justificar sus fracasos, es el séptimo socio de USA en la zona, y las “pecaminosas acciones” del sistema capitalista, soplan aire a los desgastados pulmones del castrismo-castrense; pero además, queriendo ponerse a tono con el mundo de hoy, nueva vez, y cuando la realidad de la hora le ha impuesto la tarea irremisible de reformar su incompetente y desacreditado socialismo, el régimen nos trae las “reformas económicas” del tipo de las de China Continental y Vietnam (20 años después), obligados por la agonía. Sin embargo, por la endeblez económica resulta insólito promover el capitalismo sin tener capital. Ninguna entidad de crédito le facilita recursos a un gobierno mala paga, y que además sus cifras no son confiables.
Definitivamente no podría haber reformas económicas si no existe mayor control político. Así que el deseo de la Arquidiócesis de La Habana, por vía de su revista Palabra Nueva, que consideró que el presidente cubano, Raúl Castro, debería hablar de “actualización política”, una vez que ha emprendido la económica, como era entendible, se quedó como una petición divina, pues en la dinastía roja, que es la peor lacra política de nuestros tiempos, se afianza cada día más el poder pétreo de los Castro.
Ya para 1994 el Gobierno autorizó los mercados privados (agrícolas y artesanales) y perdió prácticamente el control de muchos ciudadanos que se independizaron de la subsidiaridad oficial. Es a eso que le temen, aunque es de reconocer que el “socialismo cubano” sólo es una expresión porque cada día pierde fuerza la “distribución equitativa”, que nunca dejó de garantizarle sus privilegios a la camarilla oficial. Si hay una calificación que encaja a la perfección es que Cuba se ha inventado el “socialismo capitalista”. La “Revolución” vive de las lacras que combatió: turismo, prostitución, inversiones capitalistas y las remesas de la “gusanera”.
La esperanza para salir de este régimen tan negador está en la juventud cubana que pueda imitar las juventudes árabes, que ayudados por las redes sociales vienen socavando las voluntades omnímodas de jeques, monarcas, sultanes y dictadores musulmanes. Pero confieso que no dejo de temer a la falta de arrojo y coraje históricos del pueblo cubano, donde sus opresores mueren en sus cómodos lechos o en exilios dorados. Ojalá la disidencia siga contribuyendo a despejar estas dudas, concienciando a todos aquellos que estén dispuestos a tan anhelada demanda.


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