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Disidentes cubanos rechazan apoyo de obispos a cardenal Ortega
El cardenal cubano Jaime Ortega habla durante una misa por la Caridad del Cobre, en La Habana, en marzo.
JUAN CARLOS CHAVEZ
JCCHAVEZ@ELNUEVOHERALD.COM
Miembros de la oposición dentro de Cuba rechazaron abiertamente los términos de una carta emitida recientemente por representantes de la jerarquía de la Iglesia Católica cubana en apoyo al cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana.
La carta fue firmada por obispos y vicarios del Concejo Episcopal de La Habana. En tres párrafos, el texto denunció la existencia de una campaña de descrédito contra el cardenal Ortega y sus esfuerzos por mejorar la situación nacional.
Martha Beatriz Roque, portavoz de la ilegal Red Cubana de Comunicadores Comunitarios (RCCC), declaró que los cuestionamientos sobre el rol del cardenal Ortega tienen que ver con hechos concretos. Negó que las críticas del movimiento disidente sean mal intencionadas.
“Simplemente creemos que el diálogo que ha encabezado Ortega no se hizo con dignidad ni siguió la doctrina de Cristo, porque si fuera así todos seríamos iguales en ese proceso de diálogo”, manifestó Roque en una entrevista telefónica a El Nuevo Herald. “La jerarquía católica agachó la cabeza ante el régimen y le ha dado la espalda a la oposición”.
Bajo el liderazgo de Ortega y con el respaldo del gobierno español, la Iglesia Católica y el gobernante Raúl Castro iniciaron una ronda de encuentros históricos y de largo alcance en mayo del 2010. La disidencia no fue invitada a participar en ese diálogo pese a las reiteradas solicitudes de los opositores pacíficos.
El resultado fue la excarcelación progresiva y condicionada de más de 130 prisioneros, entre ellos, 52 activistas y periodistas independientes del Grupo de los 75, condenados en el 2003 durante una ola represiva conocida como la Primavera Negra.
La mayoría debió salir directamente de la cárcel hacia el aeropuerto, rumbo a España.
El destierro generó que más de un centenar de disidentes como Roque y Jorge Luis García “Antúnez”, Guillermo Fariñas y Vladimiro Roca enviaran, en agosto del 2010, una carta abierta al papa Benedicto XVI para protestar en duros términos por el papel de la jerarquía eclesiástica.
Un año después, el Papa anunció la decisión del Vaticano de mantener en su cargo al cardenal Ortega, quien había presentado su renuncia el 18 de octubre, al cumplir 75 años. Recientemente los cuestionamientos sobre el papel de Ortega y su manejo de la situación de los presos y los derechos de la sociedad civil se intensificaron. En un foro realizado el 24 de abril en el Centro de Estudios Latinoamericanos David Rockefeller, de la Universidad Harvard, en Cambridge, Massachusetts, Ortega calificó de “delincuentes” a 13 opositores del ilegal Partido Republicano por Cuba (PRC).
El grupo ocupó un templo habanero y fue sacado del lugar a golpes, empujones y patadas, según Vladimir Calderón, director del PRC. El desalojo se realizó poco antes de la visita papal, a fines de marzo.
Calderón declaró a El Nuevo Herald el sábado que el contenido de la carta de apoyo de los obispos al cardenal Ortega “desnaturaliza” la posición de la disidencia interna.
Los firmantes de la carta de apoyo son seis miembros del Consejo Episcopal. Incluye a los obispos auxiliares monseñor Alfredo Petit y Juan de Dios Hernández. También aparecen los vicarios episcopales monseñor Carlos Manuel de Céspedes, Ramón Suárez Polcari y Rodolfo Loiz.
“En ningún momento se ha tratado de desacreditar al cardenal”, manifestó Calderón desde su casa en La Habana. “Se ha criticado el trabajo que ha hecho la Iglesia debido a que no hemos visto un reconocimiento sobre la importancia de la oposición”.
La declaración de apoyo de los obispos a Ortega resaltó que la campaña de descrédito no es sólo contra el complejo quehacer pastoral del cardenal. También afirmó que se trata de un intento de “abortar” cualquier esfuerzo de entendimiento y diálogo en la búsqueda de una solución serena y beneficiosa a la actual situación nacional.
En Santa Clara, Guillermo Fariñas, Premio Sajarov 2010 del Parlamento Europeo, declaró que ha sido el propio Ortega quien se ha desacreditado por la naturaleza y dirección de sus acciones.
“La actitud que ha tenido contra la oposición pacífica es una vergüenza. Ortega debe actuar como amigo de Dios y no del castrismo”, precisó Fariñas.
Ortega se ha reunido varias veces con Castro. Ha intercedido ante él a nombre de las disidentes Damas de Blanco, así como los más de 130 presos políticos liberados en el 2010 y el 2011.
Berta Soler, líder del colectivo femenino, rechazó la idea de que las filas opositoras quieran dañar la figura de Ortega e impedir cualquier esfuerzo de diálogo relacionado con la actual situación cubana.
“Estoy segura de que no existe una campaña de descrédito y menos contra la Iglesia”, aseveró Soler en La Habana. “Las Damas de Blanco no quieren ni van a desacreditar al cardenal. Lo único que le pedimos ahora es que nos escuche y dé continuidad a la doctrina católica”.
La carta de apoyo de los obispos fue divulgada en la tarde del viernes por el portavoz del arzobispado de La Habana, Orlando Márquez.
Después de que algunos sectores acusaran a Ortega de alinearse con el gobierno cubano, dos revistas católicas de la isla salieron en su defensa en mayo pasado. El presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, también entró en la escena y se refirió a las críticas contra Ortega como “ataques vulgares” y “campaña insidiosa”.
El disidente Andrés Carrión afirmó que las propias declaraciones de Ortega han “radicalizado” una situación que debe ser fluida y cercana. Carrión fue el hombre que gritó “¡Libertad!”, “¡Abajo el comunismo!” y otras consignas anticastristas el 26 de marzo poco antes de la misa papal en la Plaza Antonio Maceo, en Santiago de Cuba.
“Nosotros no tenemos ningún ánimo de lanzar una campaña de mentiras o descrédito”, comentó Carrión a El Nuevo Herald. “En todo caso creo que Ortega debe estar más cerca de los oprimidos y al mismo tiempo tomar distancia de los poderosos y la dictadura”.
Dagoberto Valdez, reconocido activista y director de la revista digital Convivencia, prefirió hacer a un lado la polémica. Explicó que hay otros temas que merecen verdadera atención.
“Ahora el asunto más importante son los problemas de Cuba y la ineficiencia de su gobierno para resolverlos”.
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