por Zoé Valdés


21 Enero 12 - -
Wilman Villar Mendoza era un joven cubano de 31 años, casado con Maritza Pelegrino, padre de dos niñas pequeñas. Pese a que su madre y hermana mantenían relaciones sentimentales con oficiales de la Seguridad del Estado Castrista, Villar Mendoza por el contrario había decidido salir a las calles del Oriente del país, donde vivía, para protestar en contra del régimen. Ése es el drama de la familia cubana desde hace más de 53 años. En noviembre de 2011 fue apresado y condenado a cuatro años de prisión por manifestar pacíficamente su desacuerdo con la dictadura. Dentro de la cárcel se puso en huelga de hambre para protestar en contra de la condena que se le impuso, y pedir su carta de libertad. Cincuenta días más tarde falleció por falta de atención médica y maltratos sin que sus verdugos hicieran caso de sus derechos. Es la quinta persona que muere asesinada por los Castro en menos de tres años. ¿Por qué no sabemos más de Wilman Villar Mendoza, de sus ideas, de sus acciones? ¿Por qué existen tan pocas fotos, vídeos y entrevistas suyas? Lo único que nos llegaba desde hacía un mes eran los partes de los activistas y periodistas independientes de la parte oriental del país. Nadie más, ni dentro ni fuera de Cuba, se interesó por su caso, simplemente porque no son famosos. Me pregunto qué hacen los corresponsales extranjeros en Cuba que todavía no han movido una partícula de sus cuerpos para desplazarse hacia la zona que más caliente está en materia política y que mayores noticias genera en aquel país, con el objetivo de denunciar los atropellos diarios a las Damas de Blanco y a los opositores pacíficos. En poco tiempo el régimen ha comenzado a calumniar a Wilman Villar Mendoza, lo mismo hizo con Orlando Zapata Tamayo, con Juan Wilfredo Soto, con Laura Pollán, y hasta con el adolescente de 14 años Alain Izquierdo Medina, disparado por un militar. Todos conocemos cómo reacciona el régimen y cómo actúan sus lacayos. Pero todavía estamos esperando la condena de los corresponsales extranjeros en Cuba, de los diplomáticos, a ese régimen, a esos lacayos.
Todavía esperamos que la Unión Europea declare un bloqueo total al castrismo. Un muerto más, qué dolor. Un muerto más. Dentro de poco deportarán a su mujer y a sus hijas, y después el olvido. Y todavía no sabremos quién era Wilman Villar Mendoza, sólo que dio su vida por la libertad. Lo que ya debería ser suficiente para que el mundo se inquiete. Pero no, todavía… Hará falta otro muerto más, y otro, y otro… Miren para Siria.
Zoé Valdés
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