Amen!
Lic. Yaremis Flores.
Para ilustrarles que no todos los ciudadanos cubanos reciben el mismo tratamiento, les traigo a colación, algo usual en nuestros días. El Gobierno considera que sus opositores, nunca son lo suficientemente buenos para obtener un trabajo determinado por muy calificados que estén; una forma evidente, con métodos solapados, de discriminación por razones políticas.
Para los que quizás no me entiendan, en nuestra isla, para obtener un trabajo no basta con demostrar la capacidad intelectual o estudios aprobados, sino que eres sometido a una investigación en la zona de residencia, donde se indaga con los miembros del ejecutivo del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), sobre su actitud moral y política.
Si resulta que el optante por la plaza no coopera en las actividades de los CDR, se ha manifestado en contra de algún dirigente del país, sean ciertas sus alegaciones o no, o no cumple con cualquiera de los parámetros de lo que ellos consideran ser "revolucionario", entonces la persona puede olvidar la posibilidad de trabajar para el Estado.
También pierdes el trabajo por pensar diferente, aunque como es obvio, la administración del centro laboral, no reconoce que se expulsa al trabajador por razones políticas, sino se vale de subterfugios para dar una justificación, por lo general burda y sin sentido, al despido. Lo que contribuye a la doble moral y al miedo del individuo, pues muchos ocultan su verdadero sentir por temor a perder el sustento para su familia.
Estos hechos constituyen una violación respecto a lo refrendado en nuestra Constitución, que en su artículo 9 regula que el Estado tiene la obligación de garantizar que no haya hombre o mujer, en condiciones de trabajar, que no tenga oportunidad de obtener un empleo con el cual pueda contribuir a los fines de la sociedad y a la satisfacción de sus propias necesidades, por su parte el artículo45 y lo cito textualmente: "El trabajo en la sociedad socialista es un derecho, un deber y un motivo de honor para cada ciudadano"
¿Por qué la realidad excluye de estos preceptos constitucionales a un sector de la sociedad? ¿Por qué si todos los cubanos tienen derecho al trabajo, los administradores se arrogan el derecho de liberar del cargo a los que tienen un seguimiento político?
¿Por qué si todos somos cubanos, aquellos que tienen un permiso de residencia en el exterior tienen que pagar seguro médico en su propio país, si la ley de leyes establece que la salud es gratuita para todos los ciudadanos cubanos?.
¿Qué precepto legal sobrepasa a la Magna Ley y le brinda tratamiento diferente a los cubanos por el mero hecho de residir allá o acá?
¿Por qué juzgar al amigo, familiar o vecino que decidió emigrar, con el objetivo de poder decidir sobre el bienestar de su familia, y ser libres, del modo en que aquí no podemos?
Luego de todas mis cavilaciones e interrogantes concluyo que los opositores, los exiliados y refugiados políticos, son tratados en nuestro país como hijos bastardos de la patria, como aquellos hijos ilegítimos de los que el padre se avergüenza, aquellos que han traicionado las normas de la casa.
Al final del camino, lo cierto es que todos somos cubanos, con las mismas raíces, carencias, inquietudes o anhelos.
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