EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
FAMILY´S BUSSINES
Negocio de familia
YOANI SÁNCHEZ 07/09/2011
Hay puertas que solo se abren cuando se murmura delante de ellas un apellido, un cargo, o el pedigrí histórico de alguien. Salvoconductos que pueden librarnos de un montón de problemas, siempre y cuando vengan avalados por una firma reforzada con algún alto cargo militar. Durante décadas quienes bajaron de la Sierra Maestra se han erigido en fuente de derechos en la Cuba revolucionaria. Los familiares de esos otrora guerrilleros exhiben con presunción su vínculo sanguíneo con ellos, alardean de incluirse en su árbol genealógico. Tener un pariente general o teniente coronel ayuda no solo a la hora de sortear los trámites burocráticos, también puede disminuir condenas de cárcel, borrar antecedentes penales y -claro está- materializarse en sustanciosos privilegios materiales. El humor popular, ha creado expresiones de todo tipo para remarcar las prerrogativas que acompañan a estos rebeldes de antaño. Hasta el lenguaje corporal ha desarrollado su propia manera de aludir a ellos. Basta que en medio de una conversación donde se habla de un joven que exhibe un auto sorprendentemente moderno, alguien diga que se lo regaló el padre y entonces se toque el hombro con el dedo del medio y el índice juntos. Esa simple seña advierte que el reluciente vehículo le ha llegado porque su progenitor porta un uniforme verde, una rama de olivo en la charretera o unas medallas sobre el pecho. El nepotismo es aquí tan común que ni sorprende; el favoritismo de los genes ha llegado a ser parte indisoluble del propio sistema. De esa manera los advenedizos que no comparten ADN con los "históricos" tienen pocas oportunidades.
Los familiares de los otrora guerrilleros cubanos exhiben con presunción su vínculo sanguíneo
Ahora nos encontramos ante la evidencia de que la biología está descabezando muchos de esos grupos de poder. Hace apenas unos días la muerte en el cargo de Julio Casas Regueiro, ministro de las Fuerzas Armadas, confirmaba la fragilidad de un Gobierno que excede la edad de jubilación. Se especula que puede ser reemplazado por algún otro de los históricos, se barajan los nombres del general Leopoldo Cintra Frías, de Álvaro López Miera miembro del buró político y del actual viceministro Joaquín Quintas Solá. Los más pesimistas incluyen también al propio hijo de Raúl Castro, el coronel Alejandro Castro Espín. Con el fallecimiento de Casas Regueiro todo un clan familiar pierde posiciones, pero también queda en evidencia el fracaso de la sucesión generacional. Con 75 años de edad y al frente de ese ministerio desde 2008, se rumoreaba desde meses sobre su mal estado de salud. El momento en que Raúl Castro lo designó como su sustituto al frente del MINFAR, fue precedido por fuertes especulaciones de que la joven camada no vinculada genéticamente tendría su turno al mando del timón nacional. Figuras como Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, se mostraban como el relevo político de quienes ya llevaban casi medio siglo con los timones de la nación aferrados a sus manos. Sin embargo, en lugar de apostar por la renovación, la cúpula cubana prefirió nombrar a figuras ancianas pero más "seguras". Meses después ambos benjamines caerían defenestrados y se perdería con ellos el breve soplo de diversidad sanguínea que había recorrido las altas esferas. Las declaraciones de Fidel Castro en contra de ellos pusieron fin a ambas carreras políticas. Tanto el canciller como el vicepresidente del Consejo de Estado se habían vuelto -según dictamen del severo Comandante en Jefe- en "adictos a las mieles del poder".
Ahora, cuando es raro el mes sin alguna necrológica en las primeras planas de los periódicos oficiales, seguimos preguntándonos si el abolengo seguirá marcando el derrotero político del país. Si los poderosos apellidos de hoy cederán espacio a otros nuevos, o intentarán heredar el poder a sus descendientes, conservarlo como un negocio de familia.
Yoani Sánchez, periodista cubana y autora del blog Generación Y. © Yoani Sánchez / bgagency-Milán.
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