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CUBA al borde del abismo
(un artículo de Raúl Antonio Capote)
por Raúl Antonio Capote
La falta de oxigeno produce en los buceadores al bajar a las profundidades un sentimiento de embriaguez que puede conducirles a la muerte, el hombre experimenta una sensación placentera y el instinto de conservación desaparece, no hay percepción del peligro.
Lo mismo pasa a los escaladores, a los alpinistas con las alturas. Así parece ocurrirles a algunos compatriotas, cierta embriaguez les impide tener una real percepción del peligro que corre la nación.
Agarrados firmemente al borde del abismo, temen a cualquier movimiento que pueda hacerles caer, pero caen, caen y arrastran a todos los demás, la beodez provocada por la falta de oxigeno proveniente además de la ausencia de ejercicio mental y físico, les hace flotar entre nubes de colores brillantes.
Cuba fue una neocolonia yanqui, dirán que ya lo saben, lo han escuchado decir un millón de veces y no pocos se preguntan para sí ¿Y qué diablos es una neocolonia? El historiador cubano Ramiro Guerra planteó que era un método de colonización a distancia, el cual no requería establecer grandes masas de colonos metropolitanos en las tierras conquistadas. El fenómeno seguía siendo el mismo de la colonización(1). Bueno, visto así parece ser un sistema de dominación más barato, mucho más conveniente para el naciente imperio que había llegado tarde a la repartición del mundo.
Según el Dr. en Ciencias Históricas Jesús Arboleya Cervera, la diferencia entre la colonia y la neocolonia estriba en el papel de la burguesía nativa en uno y otro caso, en los recursos extraeconómicos que se utilizan para controlar el país y el grado de penetración ideológica que, a través de la burguesía nativa y los recursos propios, logra alcanzar el sistema imperialista (2). Eso, más un poderoso ejército imperial capaz de disuadir o aplastar, en caso necesario, cualquier intento de rebelión que no pueda ser controlado por la burguesía testaferro con el uso de sus tropas.
Estados Unidos inaugura con Cuba esa forma de dominación en su versión más acabada en 1898 cuando ocupa militarmente el país. La oligarquía cubana, los millonarios antiguos dueños de esclavos, anti independentistas, autonomistas y anexionistas, los burócratas y comerciantes ricos de la colonia, hacen frente común con algunos caudillos independentistas, provenientes de sectores de la burguesía, que ven en la república neocolonial la posibilidad de riquezas y poder y que temen al tremendo vigor de las masas revolucionarias de campesinos pobres, de los negros y mulatos emancipados de alma en la manigua, inspirados en el proyecto revolucionario martiano. Ese frente común liderado por la aristocracia tradicional esclavista y antinacional, que no tenía nada en común con los ilustres patricios criollos que alumbraron la patria, pues esa oligarquía representaba a los ojos de los esclavos y sus aliados antiesclavistas criollos la explotación colonial, se puso absolutamente al servicio de la nueva metrópoli neocolonial.
Durante la colonia sirvieron a la Corona, fueron enemigos de la burguesía liberal española, soñaron la anexión con los EEUU para sostener la esclavitud. En las guerras de independencia jugaron un papel contrarrevolucionario, -salvo honrosas excepciones- la revolución tuvo que hacerse en contra de los intereses y la acción política de esa clase. No debemos confundirlos con los terratenientes centro-orientales, que dejaron en la manigua insurrecta hacienda, familia, vida y la herencia de sus ideas.
En la república neocolonial la aristocracia criolla fue cofrade servil del imperialismo yanqui, contribuyó con su actuar a construir lo que fue considerado el sistema neocolonial perfecto.
La Revolución liderada por Fidel Castro puso fin a ese estado de cosas, el sistema neocolonial perfecto fue barrido por la ola revolucionaria porque estaba en completa contradicción con los intereses de la gran mayoría del pueblo, sojuzgado por una oligarquía que se calcula estaba integrada por apenas 15 000 personas, muy mezclada con los intereses norteamericanos. El discurso anti oligárquico de la Revolución encontró rápidamente oídos receptivos en el resto de la sociedad cubana, que vio la expropiación de las riquezas de esa clase como un acto justo “ Derrotada física y moralmente por la Revolución, la restauración del antiguo poder oligárquico no tenía otra opción que la intervención norteamericana. En eso, a la larga, se ha resumido, el proyecto contrarrevolucionario, desde su origen hasta nuestros días (3)”
En 1950 el monto del capital cubano depositado en EEUU ascendía a más de 260 millones de dólares y las inversiones en bienes raíces, solo en Florida, alcanzaban más de 100 millones. Según datos del Departamento de Comercio de los EEUU los cubanos que llegaron a ese país en los primeros años de la Revolución contaban con un capital calculado en 600 millones de dólares, lo que no incluye el que entró de forma ilícita o como resultado de la estampida de la cúpula batistiana que vació las arcas de la nación. Esa clase además contaba con la alianza histórica con los grupos de poder norteamericanos y resultaron beneficiados desde el primer momento con el negocio de la guerra contra Cuba, lo que rompe el mito de gente que lo perdió todo en Cuba y que gracias a su laboriosidad lograron prosperar, en realidad eran inmensamente ricos a su llegada a suelo estadounidense y recibieron privilegios inéditos para cualquier emigración.
Esa aristocracia, ahora cubano americana, convertida en grandes empresarios y políticos norteamericanos, con menos apego y vínculo afectivo que nunca con la patria y con la nación, es la que espera su restauración en Cuba como clase dominante, ellos buscan recuperar lo que les fue “quitado” y más, sueñan venir tras las armas norteamericanas, luego de una larga ocupación militar que garantice el cese de toda resistencia, claro, léase usted el plan Bush, ellos recogerán del suelo anegado en sangre, lo que les dejen las grandes transnacionales yanquis. Ellos sueñan gobernar sobre vencidos y muertos, sobre la emigración cubana que regrese y que será mano de obra barata para sus fábricas y tierras. Sobre ese plan hablaremos en detalles en el próximo artículo, un plan que, insisto, analícenlo detenidamente, está concebido para un país devastado por la guerra, incluso tienen previsto la atención especial a los huérfanos, porque saben que tendrán que exterminar a los padres.
Ese es el escenario en el que puede ser que despierten de la embriaguez los obnubilados por el abismo, que no escuchan el llamado a cambiar todo lo que necesita urgentemente ser cambiado, los temerosos, los traidores. Hoy Cuba lleva adelante una batalla por todos los cubanos, por los que viven en su archipiélago glorioso y por los que viven en todos los rincones del mundo, es una batalla por la supervivencia de la nación.
Notas
[1] (Ramiro Guerra y Sánchez: La expansión territorial de los Estados Unidos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p.14.
[2] Jesús Arboleya Cervera: La revolución del otro mundo, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2008, p.8
[3] Jesús Arboleya Cervera: La revolución del otro mundo, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2008, p.349
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