Por Juan O. Tamayo
Publicado el lunes, 08.15.11
Melissa González, una adolescente de Tampa, quería visitar a su abuelo
enfermo en Cuba. Pero su agencia de viajes le dijo que el gobierno
cubano había rechazado su solicitud de permiso de viaje, sin dar más
explicaciones.
Sin duda, dijo su padre, Jorge Luis González Tanquero, su permiso fue
rechazado porque él es un ex preso político que pasó siete años y medio
en la cárcel y ha seguido criticando duramente al gobierno cubano desde
su llegada al sur de la Florida en febrero pasado.
Sea cual sea la razón, Melissa pertenece ahora al poco conocido grupo de
cubanos que vive en el extranjero y a quienes La Habana les prohíbe
visitar la isla -se estima que son entre 77,000 y 300,000- por razones
que van desde su salida ilegal de Cuba hasta el activismo político.
El gobernante cubano Raúl Castro arrojó una luz indirecta sobre el tema
la semana pasada, cuando declaró que su gobierno estaba trabajando en la
"reformulación" de las regulaciones de migración que han estado en vigor
durante largo tiempo "innecesariamente".
"Damos este paso como una contribución al incremento de los vínculos de
la nación con la comunidad de emigrantes", agregó Castro, señalando que
en años recientes los cubanos han estado abandonando la isla más por
razones económicas que políticas.
Castro no dio mas detalles, pero sus declaraciones fueron interpretadas
como insinuaciones de que se permitirá a mas cubanos, tanto en el
extranjero como en la isla, más libertad para que atraviesen las
fronteras, y que incluso se podría permitir a los expatriados que
inviertan en negocios o compren propiedades en la isla.
Funcionarios de La Habana han dicho además que esperan un aumento
sustancial de viajeros procedentes de Estados Unidos, tal vez de 300,000
en el 2010 a unos 350,000 este año, como resultado de la decisión del
presidente Barack Obama de permitir a más cubanoamericanos y
estadounidenses en general que visiten la isla.
"La impresión que yo tengo es que el flujo (de viajeros cubanos entrando
y saliendo del país) va a ser tan regular y normal como en cualquier
otra parte de América Latina", dijo Max Lesnick, comentarista radial de
Miami, nacido en Cuba y quien está a favor de aumentar los viajes a la isla.
Muchos de los que tienen prohibido regresar a La Habana son cubanos que
salieron ilegalmente a bordo de frágiles balsas, como los 35,000 que se
lanzaron al mar durante la llamada "Crisis de los balseros" de 1994.
Según un pacto de inmigración de 1995 entre Estados Unidos y Cuba
diseñado para disuadir a los cubanos de lanzarse a peligrosas fugas por
mar, Washington adoptó la política de "pies secos-pies mojados", bajo la
cual los que sean interceptados en altamar son devueltos a la isla
mientras los que llegan a suelo estadounidense pueden quedarse.
Funcionarios de Estados Unidos que conocen del tema afirman que Cuba,
por su cuenta y no como parte del acuerdo de 1995, decidió imponer su
propio freno a los peligrosos viajes prohibiendo el regreso de los que
salieron ilegalmente de la isla.
Eso incluye tanto a los balseros como a los que La Habana llama
"desertores", aquellos que salieron legalmente en viajes oficiales,
tales como equipos de deporte o misiones comerciales, y se quedaron en
el extranjero. Eso no incluye a los que salieron legalmente en viajes no
oficiales, tales como visitas a la familia.
La cifra de 77,000 es un cálculo producto de la suma de los 35,000
balseros de 1994 más un aproximado de los que salieron de la isla
ilegalmente desde 1995 y otros "indeseables", dijo Pedro González Munné,
asesor de viajes de Miami nacido en Cuba.
Casi 14,000 balseros llegaron a las costas de Estados Unidos solamente
del 2005 al 2010, según cifras del gobierno de Estados Unidos obtenidas
por El Nuevo Herald. Otros miles de personas salieron ilegalmente de
Cuba rumbo a México y luego se dirigieron por tierra a la frontera de
Estados Unidos.
El cálculo de 300,000 ha sido mencionado por funcionarios del gobierno
de Castro, dijo un directivo de la industria de los viajes a Cuba en
Miami quien pidió conservar el anonimato debido a la delicadeza política
del tema.
Se estima que un millón de cubanos nacidos en la isla viven en el
extranjero, la mayoría de ellos en Estados Unidos. España y México
sirven de hogar a las comunidades de expatriados cubanos en segundo y
tercer lugar con respecto a su tamaño.
Cuba pone en práctica de modo muy estricto la prohibición de los
regresos y raras veces permite a balseros que vayan de visita,
generalmente sólo para reunirse con familiares enfermos, según varios
directivos y empleados de la industria de viajes entrevistados por El
Nuevo Herald.
El consulado cubano en Washington, que tiene que preaprobar a todos los
viajeros cubanoamericanos, rechaza alrededor de 20 de las 200
solicitudes de permiso de visita que su agencia le envía mensualmente,
según una empleada de una agencia.
Los funcionarios de inmigración de Cuba rechazan uno o dos
cubanoamericanos más al mes luego de que revisan los informes de
viajeros que su compañía les envía antes de la partida, señaló una
directiva. El rechazo reza: "No pueden abordar, salida ilegal", añadió.
Otras una o dos personas son devueltas cada mes despues de que llegan a
aeropuertos cubanos.
Pero otros cubanos en Miami admiten que algunos balseros -otros dicen
que muchos- pueden viajar a la isla al brindar información fraudulenta o
engañosa en sus solicitudes al consulado cubano en Washington.
Un hombre que se identificó como Andrés dijo a El Nuevo Herald que él
salió de Cuba en una balsa en el 2005 y regresó el año pasado luego de
"no mencionar nunca la palabra balsa". Yolanda dijo que ella salió
durante la crisis de los balseros en 1994 y ha regresado cinco veces.
"Nadie me preguntó cómo salí", dijo. Ambos pidieron que no se usaran sus
apellidos para poder seguir viajando a Cuba.
En cambio, Melissa González tenía 14 años cuando trató de comprar su
pasaje a La Habana en junio para visitar a su abuelo de 63 años, Luis
González, enfermo y desolado luego de que la madre de Melissa quedara
incapacitada por un derrame cerebral en enero. Ella murió más tarde.
Tres semanas después, un empleado de la agencia de viajes a Cuba donde
ella había tratado de comprar el pasaje de avión le dijo que el
consulado cubano en Washington había rechazado su solicitud y preguntó
si ella tenía alguna idea del por qué.
"Me torturaron a mí y ahora la están torturando a ella", dijo su padre,
uno de los 75 disidentes sentenciados a largas condenas de cárcel
durante la ola represeniva del 2003. González fue puesto en libertad y
enviado a España a principios de este año, y enseguida le concedieron
una visa a Estados Unidos tras la enfermedad de su esposa.
Publicado el Hoy a las 18h5
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