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Tras presenciar el pase de la selección de fútbol de Venezuela a semifinales, el mandatario recibió la segunda dosis de quimioterapia, según informa el reconocido columnista ítalo-venezolano Nelson Bocaranda Sardi

Crédito foto: cubadebate.cu
Aunque los efectos secundarios posibles de la aplicación de drogas antineoplásicas varían en cada paciente, los más comprobados son la pérdida de peso y de cabello, el desgano, el vómito y la fatiga, dice el periodista.
"Chávez, que se ha cuidado -y lo han hecho también sus familiares- de aparentar que está mejor de lo que se siente, podrá verse ante una situación, por unos días, en la que no querrá dejarse ver. De allí, el permiso sin fecha de retorno", escribe Bocaranda, quien, en una sección que llama "Runrunes", se dedica a filtrar la información que el régimen bolivariano suele retacearle al público.
El periodista también sostiene que, apenas la biopsia hecha en Cuba confirmó que el presidente tenía cáncer, en Venezuela se montó "una sala de comunicación televisiva para que (Chávez) transmitiera 'su presencia'" a la gente. "Desde ese entonces, técnicos de Cantv, VTV y Casa Militar montaron el sistema que podrá ser usado cuando el caudillo lo requiera, para realizar, a distancia, sus charlas con los ministros convocados por el vicepresidente (en medias funciones) a la sala del gabinete".
Es evidente que el secretismo del régimen cubano facilita el ocultamiento de las secuelas de una quimioterapia y que el personalismo de Hugo Chávez y su gusto por la omnipresencia constante en la escena pública venezolana se lleva mejor con la opacidad del comunismo caribeño que con la transparencia -propia de la democracia- por la cual optó, por ejemplo, su par del Paraguay, Fernando Lugo, confrontado también a un cáncer.
Sin embargo, Bocaranda dice que el presidente venezolano tenía tomada la decisión de ir a tratarse a Brasil -por insistencia del ex mandatario Lula da Silva- pero que, un día antes de su partida, "se llegó a un acuerdo con Fidel Castro" para "aplicarle la segunda quimio en Cuba (y), luego de transcurridas unas semanas y de ver la reacción al procedimiento, aceptar la posibilidad de una evaluación total en el Hospital Sirio Libanés" de San Pablo.
En el tratamiento están involucrados tres médicos venezolanos, dos cubanos y un español, unos a distancia y otros presentes, dice Bocaranda en la columna que, no sin ironía, titula "Mi parte".
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