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jueves, 9 de junio de 2011

Nedda, Orlando Zapata Tamayo y Juan Wilfredo Soto: Tres Familias

Nedda, Orlando Zapata Tamayo y Juan Wilfredo Soto: Tres Familias. « Zoé Valdés:


"Nedda, Orlando Zapata Tamayo y Juan Wilfredo Soto: Tres Familias.
junio 9, 2011

por Zoé Valdés ¡Libertad y Vida!

NEDDA, ORLANDO ZAPATA TAMAYO Y JUAN WILFREDO SOTO: TRES FAMILIAS.

Ayer pusieron en la televisión francesa un documental sobre Nedda en el que entrevistaron a sus familiares y allegados. Supongo que recordarán a Nedda, la joven iraní que fue asesinada durante la llamada Revolución Verde en Irán. El crimen se pudo ver en vivo en youtube, en este blog he escrito bastante sobre ella.

El paralelismo entre el asesinato de Nedda, el de Orlando Zapata Tamayo, y el de Juan Wilfredo Soto se me ocurrió observando las declaraciones de los familiares de Nedda, analizando cada versión de los que la rodeaban en el momento de su muerte, y de la madre, el amigo, el hermano, y demás personas que la conocieron.

Recordarán que Nedda fue balaceada y murió frente al lente de un teléfono celular mientras su maestro de música y un amigo intentaban salvarla. La joven se desangró, llegó al hospital muerta.

Orlando Zapata Tamayo fue asesinado en su celda, durante una huelga de hambre, después de que sus carceleros le negaran el agua durante 18 días. Su madre no ha cesado de condenar a la dictadura de los hermanos Castro.

Nadie pudo ver la paliza propinada a Juan Wilfredo Soto por parte de la policía castrista, pero se sabe que falleció a causa de esos golpes, tal como lo declararon sus amigos, activistas políticos opositores, y al inicio su propia familia, lo que luego negaron, para después volver a afirmarlo tímidamente.

Una gran diferencia con lo sucedido con Nedda.

La diferencia estriba en lo siguiente: La muerte de Nedda recorrió el mundo entero. Su familia condenó a viva voz el asesinato. Durante el entierro –filmado- la madre mostró destapó su rostro para que se viera bien que era ella. La familia no aceptó de ninguna manera, y así lo hizo saber, las múltiples versiones del régimen iraní, una de ellas, por cierto, muy a mano: La mató la CÍA. Lo que es no sólo absolutamente falso, además ridículo. Así corrieron varias versiones, hasta la más ordinaria: La muerte de Nedda nunca existió, fue un obra teatral representada por su maestro de música y por ella misma que se llenó la boca de tinta roja para dar la apariencia de que sangraba por los orificios del rostro, pero Nedda estaba viva. Con estas mentiras las autoridades iraníes quisieron ocultar burdamente el hecho. Aquí hay una similitud con la muerte de Juan Wilfredo Soto, el régimen castrista intentó ocultar el drama, mintiendo en lo que se ha convertido en un déjà vu también de manera ofensiva y repelente, y habría que añadir que muy poco se supo del supuesto suicidio de uno de los policías que participó en la golpeadura que acabó con la vida del opositor cubano. Lo que convierte el asesinato político en riña devenida tragedia entre bandolero y policía, lo de siempre. Siempre he dicho que si Víctor Jara hubiera sido cubano, los castristas se la hubieran arreglado para comunicar en el expediente de medicina legal que el individuo Jara fue asaltado en la calle para robarle el reloj y por eso le cortaron una mano, los delincuentes, claro; ahora, eso sí, tendrían que justificar por qué le cortaron también la otra mano, pero ellos, ya lo saben ustedes, tienen respuestas para todo.

La familia de Nedda, por otra parte, ha movido cielo y tierra, finalmente la televisión francesa le rinde justicia haciéndole este documental. Sinceramente, yo no he visto a la familia de Juan Wilfredo Soto haciendo lo mismo, tal vez desean no remover más el dolor que les provoca su muerte, lo que es válido, o quizá los invada el miedo de denunciar lo ocurrido, lo que es también válido.

Yo me pregunto si, en caso de que lo hicieran, alguien los oiría, si alguien estaría dispuesto –fuera del ambiente cubano- a hacer un documental sobre los muertos del castrismo, y romper una lanza a favor de la justicia que estos mártires merecen.

Lo que sí no deja de ser una una realidad es que si la familia no denuncia alto y claro, tal como hizo Reina Luisa Tamayo, pocos se unirán para que Juan Wilfredo Soto no desaparezca en el olvido.

Pero aun haciéndolo, lo que propone el mundo civilizado a aquel que dio su vida por la liberta de su país, fíjense bien, es el destierro de toda sufamilia, y el entierro en un cementerio lejano de un país ajeno.

Nedda descansa en su país, su familia no tendrá consuelo nunca, ninguna familia lo tendrá, pero la familia de la joven iraní se propuesto no cejar en su empeño hasta que los asesinos –todavía sin juzgar y desaparecidos- sean localizados y condenados por la ley. Juan Wilfredo Soto descansa en su tierra, el precio ha sido el silencio de sus familiares. Orlando Zapata Tamayo descansará en Miami, sus familiares se convertirán en desterrados dentro de muy poco, con la complicidad del gobierno norteamericano de Barack Obama.

Orlando Zapata Tamayo era un hombre negro como él, murió dentro de una celda de castigo, encarcelado por pedir cambios en la isla; lo mismo que pidió Obama y fue elegido presidente.

¿No es una verdadera desvergüenza que todavía ningún presidente del mundo libre haya pedido para los Castro lo que se está pidiendo hoy para el criminal bosnio Ratko Mladic y para el dictador Muammar-El-Khadafi?

Zoé Valdés.

Nota: En este artículo solamente me he referido a los más recientes asesinatos de la dictadura castrista, como saben la lista es larga.

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