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lunes, 21 de febrero de 2011

Fidel convenció a la mayoría de que hablaba por la Patria, y la Patria era la Revolución

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Más sobre Egipto y Cuba. Levantamiento popular: entre “Papá “ y la papa

Fidelismo

Cuba emergió en el mapa internacional como una pequeña islita amenazada y bloqueada por un vecino poderoso. Con una lectura aventajada de Sun Tzu y Maquiavelo; sin olvidar a Gustavo Le Bon, Fidel convenció a la mayoría de que hablaba por la Patria, y la Patria era la Revolución y era el Socialismo. Entonces Fidel era joven, era carismático, y su revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes, resultaba irresistible para la izquierda internacional y para los cubanos que en su inmensa mayoría no poseían cultura política, y siguieron a un líder, no a una ideología.

La consolidación del totalitarismo contó con una aprobación mayoritaria. Estoy hablando ya de la generación siguiente a la que hizo la Revolución, tan permeada de su mística que hasta sentía un complejo absurdo de no haber nacido antes. Esa generación recibió la educación del hombre nuevo, donde Moral y Cívica, una asignatura de formación de valores, fue abolida de los planes del estudio como un rezago del pasado. A partir de entonces y hasta ahora, la educación tiene un fuerte componente ideológico que se manifiesta desde los libros de aprendizaje de lectura.

¿Cómo encaja la minoría en este contexto? De formas variadas se les alienta al exilio (¡…no los queremos, no los necesitamos!) Los hechos demostraban que era más seguro irse para todo aquel con opiniones divergentes. Hubo sin embargo algunos que no aceptaron el exilio como solución y decidieron oponerse. Muchos de ellos cumplieron condena por delitos contra la seguridad del estado por causas donde la violencia no se tipificó.

Fue tejiéndose en la sociedad la sensación de un Estado omnipotente y omnipresente, las instituciones de la sociedad civil fueron sustituidas por organizaciones como los Comités de Defensa de la Revolución, por mencionar la más extendida. Llegamos al momento de la desaparición del campo socialista, cuando contra toda lógica, el gobierno cubano se mantiene. Es el Período Especial en tiempo de paz: habíamos oído hablar de la caída del Muro de Berlín y Cuba andaba de apagón en apagón al ritmo de las bicicletas con una escasez de alimentos agobiante. Todo lo que se enseñaba en las escuelas acerca filosofía y materialismo había quedado en entredicho.

Pareciera el momento de fomentar una sustentabilidad económica luego del corte de las subvenciones soviéticas. Se despenaliza la tenencia de divisas y se produce una tímida apertura a la inversión extranjera y al turismo. No obstante, el malestar y la falta de perspectivas hacen metástasis en la sociedad. Una vez más se alienta subliminalmente a buscar la solución más allá de nuestras fronteras. En este contexto el 5 de agosto de 1994 se produce el “maleconazo” Un creciente grupo de personas reunidas en Malecón a la espera de una embarcación para llegar a los Estados Unidos. Un estallido popular absolutamente espontáneo que canaliza por la vía de la violencia su frustración. Allí se gritó ¡Abajo Fidel!, pero no se pidió democracia. Si alguien gritó ¡Libertad! era libertad para abandonar el país. Hubo otros estallidos, recuerdo el de la Universidad de Oriente a raíz de la violación de una alumna por el abandono de las áreas universitarias y más recientemente en Santa Clara los jóvenes se amotinaron por no poder disfrutar un partido de fútbol de la liga española, la misma ciudad donde muy poco antes Guillermo Fariñas llevara a cabo su huelga de hambre.

Represión constante de baja intensidad

Aunque conozco cubanos que han vivido la represión en su arista más fea, los ciudadanos en general perciben una represión de baja intensidad omnipresente en la vida nacional. Este ha sido un éxito del gobierno, que ha llevado a que la inmensa mayoría de los descontentos aspirara y aspire a emigrar, y otra buena parte se dedicara a tratar de prosperar con una máscara puesta. Ambos grupos convencidos de que no se puede contra el aparato represivo de “Papá” que todo lo sabe.

El control de la información es protagonista en esta estrategia. Las voces del disenso, rápidamente son afiliadas a las nóminas de la CIA, y se les presenta como enemigos del pueblo cuando sólo aspiraban a ser voces críticas o adversarios políticos. Algunos ejemplos: Orlando Zapata (un delincuente común), Elizardo Sánchez (el Camaján), Yoani Sánchez (una fabricación de los americanos, hija del Grupo Prisa) y Guillermo Fariñas (un golpeador de mujeres).

Los Medios dedican mucho tiempo a mostrar la pobreza en otros países y la crisis eterna del capitalismo. Apelando a generalizaciones y medias verdades nos pretenden convencer de que estamos mal, pero podríamos estar peor, por lo que debemos agradecer lo que tenemos. Este panorama lo domina el sobredimensionado Embargo que debió desaparecer hace tiempo y que sirve al gobierno cubano para justificar sus deficiencias.

La enfermedad de Fidel abre un paréntesis en el contexto nacional. Alejado por muchos meses de la vida pública, reaparece hablando de cambio climático y otros temas globales, mientras sus seguidores desconcertados se preguntan cuándo dará la indicación precisa, la palabra orientadora. Sus intervenciones públicas están muy alejadas de la deteriorada situación nacional; está claro que no es tema de su interés, de hacerlo tendría que comenzar con una autocrítica y por pedir perdón luego de tanto disparate. Fidelistas desorientados por una parte y un presidente que no parece asumir en plenitud sus atribuciones; el año nuevo nos trae un efecto dominó en el norte de África y los cubanos nos preguntamos si ha llegado el momento también del lado de acá del Atlántico.

En otro posteo sobre este tema mencioné tres elementos que habían llamado mi atención sobre el derrocamiento de Mubarak: la espontaneidad, el papel de las nuevas tecnologías y del ejército. Luego de haber leído algo sobre el tema, no me lo represento igual. Y aunque encuentro notables coincidencias entre Egipto y Cuba, también existen profundas diferencias. Egipto era gobernado por un dictador, pero no era un estado totalitario; partidos de oposición y sociedad civil se encontraban estructurados y dentro de la legalidad. El ejército (la oficialidad) parece estar formado por profesionales, graduados muchos de ellos en occidente, y ante el dilema de apoyar al gobierno o al pueblo, optaron por lo segundo. El Islam es otro elemento aglutinador. Y los egipcios se encuentran familiarizados con las tecnologías de la comunicación, con esa llamada web 2.0, y a través de ella estaban estructurados por afinidades con antelación al llamado de Wael Ghonim desde Facebook.

Por el levantamiento popular en Cuba

Así se llama la página de Facebook que anima a los cubanos a imitar lo que ya están haciendo por el África mediterránea y hasta más allá. Presumo la buena fe de él o los que desde el extranjero lanzaron su iniciativa, pero a riesgo de recibir más críticas y acusaciones, sigo pensando que es una iniciativa fallida. He abordado desde el lunes pasado a un grupo considerable de jóvenes con diferentes intereses entre conocidos y desconocidos y les he formulado tres preguntas. La primera, si tienen una cuenta en Facebook, a lo que para mi sorpresa ¡Todos! respondieron que sí. La segunda, si conocían de la iniciativa lanzada desde fuera o de otra convocatoria interna por el aniversario de la muerte de Orlando Zapata, a lo que todos respondieron que no. La mayoría llevaba días sin poder entrar a su cuenta. Los otros, no habían recibido nada (no descarto que alguno sí la recibiera y no haya querido darse por aludido). La tercera pregunta era si sabían dónde estaban vendiendo papas. Salvo tres varones y una muchacha, el resto me dio respuestas satisfactorias. No sé a los que leen, pero a mí eso me dice algo.
En este tema de la convocatoria de Facebook voces de dentro y de afuera no se ponen de acuerdo (lo cual es normal y saludable), pero de ambos bandos han lanzado dardos en la dirección equivocada, he leído opiniones situando en orillas opuestas a los promotores de por el levantamiento…, y a quienes como yo mostramos dudas de su éxito. Hablo por mí, mi simpatía está con la convocatoria aunque la emoción no puede nublar la razón. No poseo la información de que disponen otros con sólo dar un clic, pero nadie le puede tomar el pulso a la calle como quien vive en Cuba. Eso me da una pequeña ventaja.
No me imagino a un joven con cuenta en Facebook desde Cuba utilizando su tiempo de conexión para promover afinidades ideológicas; no visualizo tampoco a ese muchacho de la UCI convenciendo a un grupo de compañeros para participar en el evento de la Avenida de las Misiones y manteniendo su matrícula en dicho centro de estudios. Esas complicidades no se establecen a corto plazo. Esas complicidades no se establecen abiertamente y con premura en los centros universitarios, bullentes de juventud pero con el reflejo pavloviano del miedo.

Estos son los escenarios: Es posible que la explanada frente al Museo de la Revolución sea esta semana el escenario para la comparsa de la FEU en una actividad organizada por el Comité Nacional de la UJC cuya sede está cruzando la calle. Puede que la policía conmine a los convocados al levantamiento a abandonar el lugar. Una tercera posibilidad es si la actividad se sale de control, que la policía intervenga para proteger a los “grupúsculos” del “pueblo indignado”. Es posible que los opositores conocidos sean detenidos para impedirles llegar.

¿Qué pasará frente al antiguo Palacio Presidencial? No he percibido la chispa mágica, sin embargo podría equivocarme con el poder de sugerencia de las noticias entre los jóvenes. Ellos decidirán dónde y cuándo.

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