Por Zoé Valdés
Yo acuso al silencio tejido en nombre de una revolución alrededor de
una isla: mi país.
Yo acuso al cómplice e ignorante silencio de aquellos que teniendo
libre acceso a la información contribuyeron a impedir que el mundo
sepa de la humillación y del dolor del pueblo cubano.
Yo acuso a la insensibilidad y a la desidia de los medios de
comunicación internacionales (empezando por la ONU y la OEA).
Yo acuso a la CNN, entre otros medios de comunicación.
Yo acuso la ceguera y el acomodamiento. Yo acuso a los
colaboracionistas que enriquecen sus bolsillos con el dolor ajeno.
Yo acuso a los pederastas que consiguen sexo barato con los niños cubanos.
Yo acuso al régimen por incentivar la prostitución infantil, y acuso
al cliente que consume y se beneficia de la pobreza de la niñez
cubana.
Yo acuso a un hombre, el dictador de Aquella Isla, de exterminio por
agotamiento.
Yo acuso su método de tortura psicológica, y física, en cárceles
repletas. Lo acuso de ser el causante de numerosos fusilamientos.
Yo acuso al dictador por haber depredado al país, por haber devastado
su economía, su cultura, por haber hundido la conciencia política del
pueblo cubano en el más profundo de los abismos, el del terror. Yo
acuso al dictador de habernos mentido día a día, a nosotros, los niños
supuestamente felices, porque nacimos en el año 1959; a los hijos del
desgarramiento histórico, haciéndonos creer que se nos estaba
construyendo un futuro luminoso y digno.
Yo acuso al culpable de haber dividido a tantas familias.
Yo acuso al culpable de que 14 mil niños hayan tenido que abandonar su
país sin sus padres, en lo que se llamó el éxodo Peter Pan, por el
temor de sus padres a perderlos debido a lo que la dictadura cubana
instauró: la patria potestad (habían ideado la edad militar desde los
15 a los 27)
Yo acuso las garras ensangrentadas del régimen por tantas vidas
cubanas tronchadas en combates cotidianos e inútiles, y en guerras que
nada tenían que ver con nosotros.
Yo acuso al dictador por tantos destinos ahogados en el mar, devorados
por los tiburones; ésos son nuestros desaparecidos. La única puerta
que el dictador abre en tiempos de crisis es la del mar. Autorización
oficial para la muerte.
Yo acuso al régimen del asesinato de niños y adultos en el Remolcador
Trece de Marzo.
Yo acuso al régimen por el crimen de los cuatro pilotos cubanos de
Hermanos al rescate.(los organismos internacionales NO intervinieron).
Yo acuso al culpable de haber rebajado a Cuba a ser catalogada hoy en
los textos escolares franceses como uno de los países más miserables
del planeta, situándola por debajo de los índices de desarrollo
humano. Un país donde las nuevas generaciones carecen de alimentos, de
viviendas, de ropa y zapatos, de libros.
Yo acuso el alto nivel de analfabetismo que ha ido expandiéndose a
falta de libros, a fuerza de recibir como educación un discurso
monotemático encubierto en una ideología apologética, castradora, y
holocaústica.
Yo acuso a los inoculadores del virus del terror, de la doble moral,
del doble lenguaje.
Yo acuso al mecanismo diabólico creado por el régimen castrista que
aniquiló las libertades ciudadanas, burlándose de los derechos
humanos.
Yo acuso al dictador responsable del encarcelamiento del Doctor Oscar
Elías Biscet, y de cientos de presos políticos, y del asesinato de
Yohana Villavicencio, una joven artista que pidió asilo político en
Francia, se le negó, y fue devuelta a Cuba en condiciones violentas;
murió en un sospechoso accidente de tráfico.
Yo acuso a quienes con su complicidad contribuyen a abortar
movimientos opositores internos equivalentes a los de los ex regímenes
totalitarios: a un sindicato clandestino de Solidaridad en Polonia, a
una organización de intelectuales como la Carta de los Setenta y Siete
en Checoslovaquia, a una prensa independiente y clandestina como los
Samizdat, en la antigua URSS.
Yo acuso, aunque muchos hagan oídos sordos a esta acusación. Aunque
este texto sirva sólo en memoria de Émile Zola y como homenaje a Lydia
Cabrera, a Guillermo Cabrera Infante, a Reinaldo Arenas, a Reynaldo
Bragado Bretaña, a Guillermo Rosales, a Carlos Victoria.", Manuel
Artime, Manuel Guillot, Plinio Prieto, Porfirio Franco, Rafael Díaz
Hascom, Humberto Sorí Marín, Virgilio Campanería, Alberto Tapia Ruano,
etc, etc y las largas condenas durante muchísimos años ..... que
pagaron con su vida parcial el estar dentro de prisiones en su propias
juventudes!
Zoé Valdés.
--
Enviado desde mi dispositivo móvil
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba aqui su comentario y respete las normas y la ortografía. Gracias