Auschwitz. Posibilidad si sigue la testarudez del Régimen en su lucha por el Poder

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Carolina Jaimes Branger ND

¡Para que no se repita!

15 Noviembre, 2010

Durante esos hechos, la humanidad estaba “de vacaciones”

(Simón Lapscher)

China, Tibet, Cambodia, Corea del Norte, Etiopía, Biafra, Afganistán, Ruanda, Timor Oriental, Kurdistán, Yugoslavia, Angola, Uganda, Pakistán, Liberia, Sierra Leona, Burundi, Sudán, República Centroafricana.

El denominador común de todos estos países es el genocidio que en ellos ocurrió… después del genocidio del pueblo judío durante Segunda Guerra Mundial. ¿Será que los seres humanos nunca aprenderemos? ¿Cuántos genocidios más tendrán que ocurrir para que no haya más genocidios?

Recientemente vino a Venezuela un ilustre visitante, atendiendo un requerimiento del Yad Vashem de Venezuela: Daniel Rafecas, Juez Federal de la provincia de Buenos Aires, experto en derechos humanos. Fue orador de orden en la conmemoración de “la noche de los cristales rotos”, pogromo que inició el exterminio sistemático del pueblo judío por parte del régimen nazi.

El juez Rafecas, claro, directo, inteligente, comenzó hablando del propósito de los negacionistas. Un suceso tan documentado como el Holocausto es un obstáculo moral insalvable… ¿cómo negarlo? No es sino una estrategia para instaurar ideologías neonazis y los hombres y mujeres de bien debemos trabajar con todas nuestras fuerzas para que esa estrategia fracase.

Luego el juez disertó sobre Auschwitz como un producto de la modernidad, el hijo legítimo de las luces, la perfecta conjugación de artefactos culturales que no existían 150 años antes.

El campo de exterminio, dijo, es el derivado perverso de las cárceles. Es la concepción “fordista” de la producción en cadena para asesinar en masa: trenes cargados de seres humanos, que en dos horas y media quedaban reducidos a una columna de ceniza saliendo por una enorme chimenea. Paralelo a este horror se dio el proceso -también industrializado- de la , clasificación y envío al Reich de los bienes de los judíos.

Auschwitz tampoco hubiera sido posible sin la burocracia. Sin esa larga cadena de funcionarios que procesaron las órdenes de la oficina 4B4 de Berlín, la oficina del carnicero Eichmann, a sabiendas de que cada expediente que enviaban de una oficina a otra, era una vida que segaban. Pero todos con sus conciencias en paz porque las doctrinas “científicas” de conceptos neodarwinistas que consagraban la superioridad de la raza aria, los eximían de culpa.

Esta burocracia estatal estaba basada en la doctrina política imperialista expresada desde el “Mein Kampf”, que trata sobre el “espacio vital” al que tienen derecho las razas “superiores”. La doctrina fue llevada hasta sus últimas consecuencias en el colectivo judío.

Auschwitz no hubiera sido posible en su grado de perversidad en otro tiempo. Hay que recordar para que no se repita en estos y en los que están por venir.

Rafecas habló de la responsabilidad de los gobiernos latinoamericanos, que antes, durante y después del Holocausto, cerraron sus fronteras a la inmigración judía. Las cifras de refugiados son francamente ridículas.

“¿Cuántos premios Nobel se hubieran salvado?… ¿cuántos artistas?… ¿cuántos presidentes?”

“Argentina, en cambio, no tuvo empacho en recibir a los furiosamente conservadores, fascistas, nazis, incluidos Eichmann y Mengele. También a Erich Priebke, responsable de la masacre de las fosas ardeatinas”. ¡Qué vergüenza!

Citó a Sir Martin Gilbert, historiador británico biógrafo de Churchill en “Kristallnacht, prelude to destruction”:

“La noche (de los cristales rotos) enseñó que lo que comienza como una destrucción puede rápidamente convertirse en un monstruo de destrucción masiva. Que la maldad tiene escalas y se puede llegar a la maldad absoluta. Que un pueblo entero puede ser demonizado y una nación entera puede volverse en contra de una parte de su misma sociedad”.

El juez Rafecas terminó su discurso aludiendo a Venezuela. Un escalofrío recorrió mi espalda:

“Solicito permiso de los no creyentes para pedirle a Dios, a ese Dios severo y misericordioso que compartimos judíos y católicos, que ilumine al pueblo venezolano y cubano –y a sus dirigentes- para que nunca se repita la historia que esta noche conmemoramos”.

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