Roberto de Jesús Guerra Pérez es director del Centro de Información Hablemos Press (CIHP). Esta agencia de noticias alternativa funciona en Cuba desde hace más de un año en una condiciones de precariedadextrema. El testimonio de su director, Roberto de Jesús Guerra, que ha respondido muy amablemente a nuestras preguntas, es de transcendental valor.
Usted mismo ha estado en la cárcel, ¿qué ha supuesto esa experiencia en su vida?
Estar en la cárcel en Cuba y vivir diario las golpizas, falta de medicamentos, alimentos, hacinamiento, lejanía de los familiares, altas condenas, suicidios, autoagresiones y torturas es algo que mucha gente no piensa que se viva en las cárceles de esta dictadura que se nombra "Revolución Cubana".
Desde la edad de 9 años visito las prisiones. Primero ayudando a mi mamá a llevarle jabas a mi hermano Rolando a la prisión El Típico de Manzanillo, Las Mangas en Bayamo, San Ramón, Las Muchachas y otras en Granma por el régimen haberlo condenado a 10 años por tenencia ilegal de divisa (dólares). Incluso cuenta mi madre que ya desde que yo estaba en su vientre visité las prisiones en las que ella llevaba jabas de alimentos a mis dos hermanos mayores Roger y Esmeldo que se encuentran exiliados en Estados Unidos desde el año 80.
Luego de vivir todas esas experiencias en la cárcel y realizar mis notas sobre alguna denuncia imagino cómo es la vida allí porque la viví. Sé lo que es la Chaquira, una técnica que aplican los carceleros para neutralizar a los reos que consiste en esposarte manos y pies a la espalda. También qué son las celdas de castigo porque estuve en ellas, qué es que una docena de guardias te golpeen porque lo hicieron conmigo y qué es entrar sano a la prisión y salir con 6 o 7 enfermedades como el enfisema pulmonar que me indujeron sin nunca haber fumado por permanecer 6 meses y días en los calabozos de tortura del Técnico de Instrucción Policial del Ministerio del Interior Conocido como 100 y Aldabos en Ciudad de la Habana. Ver como cientos
de presos enfermos padecen de enfermedades estomacales por la mala alimentación, la falta de agua potable y medicamentos y cómo en su mayoría estos reos, que son casi todos jóvenes, no ven un futuro sano para sus vidas. El mundo desconoce que la mayor cantidad de los reos en Cuba están presos por robar alimentos.
Quisiera darle las gracias a un señor, que no me acuerdo su nombre, que fue quien me pidió de favor que abandonara mi lugar de nacimiento, Cinco Palma en Manzanillo, Granma, por temor a que volviera a caer preso cuando tenia 16 años de edad, después de haber cumplido mi primera condena de un año y seis meses de trabajo en un campamento de trabajo forzado. También a mi madre Consuelo Pérez García y Sandra Guerra, mi hermana. Y, a Dios por darme la oportunidad de conocer todo el dolor por el que pasan hace 50 años las madres cubanas por tener a sus hijos o algún familiar presos en las más de 250 prisiones castristas diseminadas por toda la isla.
Si hasta ahora nos hemos mantenido firmes en nuestra labor de denunciar, es porque nos vemos con el deber de hacerlo.
Orlando Zapata es el ejemplo más vivo de cómo se vive en las cárceles cubanas.
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