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miércoles, 10 de marzo de 2010

Carta abierta al Vice Fiscal General de la Republica de Cuba

domingo 28 de febrero de 2010

Carta abierta de la madre del Dr. Darsi Ferrer al Sr. Pinos, Vice Fiscal General de la Republica de Cuba

La Habana, Cuba.


Distinguido Sr. Pinos, Vice-Fiscal Primero de la Fiscalía General de la República de Cuba

En la Foto: Mercedes Ramírez Mujica con Yusnaimy Jorge (esposa) y el hijo de Darsi Ferrer.

Usted es una de las principales autoridades del sistema jurídico de nuestro país. Cargo que ostenta por su elevado nivel profesional y sus amplios conocimientos en materia de justicia. Imagino que en su vida personal tenga constituida una bonita familia y que debe experimentar el profundo amor que sentimos los padres por nuestros queridos hijos.



A mi edad, tengo cumplidos 60 años, se vive la última etapa de nuestras vidas, ya declinantes.



Soy una mujer con varios padecimientos crónicos, que deterioran de modo irreversible mi salud. Pero le aseguro que mi principal enfermedad en estos momentos resulta el sufrimiento por la injusticia que se comete con mi hijo, el Dr. Darsi Ferrer Ramírez, preso por el capricho de la seguridad del estado, en violación de las leyes y en contraposición de los preceptos humanistas que se promueven a nombre de la revolución cubana.


No soy una persona estudiada, apenas alcancé un pésimo 7mo grado de escolaridad. Toda mi vida laboral trabajé como simple empleada de bodegas, hasta mi retiro hace pocos años, cuando me llegó la jubilación. A pesar de mi humildad y escasos recursos me satisface la crianza que les brindé a mis dos hijos, basada en el respeto a los valores éticos y morales, y la insistencia de que se convirtieran en hombres de bien. Creo que mi esfuerzo no fue en vano, ya que Darsi logró graduarse de Doctor en Medicina y mi otro hijo Dainel también vive de su trabajo como obrero de la fábrica Componentes Electrónicos, en Pinar del Río.


Le confieso que me es difícil de entender los conocimientos elementales de la física, la historia, las matemáticas, valore que podré conocer de política. No siento vergüenza en reconocer que en cuestiones de esa índole soy totalmente analfabeta. No obstante, siendo apenas una niña no lo pensé dos veces para sumarme al contingente de jóvenes que subió a las lomas de Oriente, en Minas de Frío, a recoger café por orientación del Triunfante gobierno encabezado por Fidel.


Durante todos estos años coticé sin fallar mi mensualidad del sindicato de trabajadores, organización de masas a la que pertenecí desde mis comienzos como trabajadora. Participo en las actividades que planifican mis vecinos de la comunidad, por el comité de defensa de la revolución. Voy a las celebraciones del 26 de julio, en conmemoración del asalto al cuartel Moncada. Desfilo como parte del pueblo en las marchas del 1ro de mayo. Y soy de las primeras en votar los días de las elecciones.


Mi actitud hacia esas actividades no están motivadas por razones políticas, le mentiría si le digo que me considero comunista o partidaria de cualquier otra ideología. He obrado creyendo que debo guiarme por lo que hacen la mayoría de las personas. Sólo trato de no buscarme problemas, llevarme bien con quienes me rodean, respetar a todos y hacerle bien a los demás.


Esta forma de ser mía, equivocada o no, jamás constituyó motivo de discordia en la relación con mi hijo Darsi, quien toda su vida me ha demostrado amor, respeto y cariño. Él no se esconde para expresar que no simpatiza con la revolución. Tiene una opinión política diferente a la del gobierno. Pero sinceramente creo que por su forma de pensar no haya que castigarlo en prisión, agredirlo físicamente esposado en estado de indefensión, someterlo a condiciones de reclusión deplorables y destruirlo como ser humano. Darsi es una persona inocente que no ha cometido delito alguno.


En estas circunstancias quisiera que usted tuviera la gentileza de contestarme algunas preguntas, si le es posible:


¿Por qué si mi hijo está acusado de un delito menor el expediente de su instrucción penal lo tiene usted en sus manos, siendo vice-fiscal primero de la Fiscalía General de la República, que estoy convencida no se ocupa en sus funciones de ese tipo de casos?


¿Por qué si se presume que cometió un delito menor, como ya referí, de receptación de 2 sacos de cemento y unas tiras de hierro, y un atentado por ofender a un señor que intentó romper la puerta de su casa con una palanca, al cabo de 7 meses preso aún no se le han presentado cargos con una petición fiscal ni le han celebrado juicio?


¿Por qué si su presunto delito no causó alarma, no es de los que tienen mayor incidencia en el territorio, ni hay elementos de que vaya a evadir la justicia, la Fiscalía Municipal de 10 de octubre decidió la medida cautelar de prisión preventiva, si ese proceder viola la Ley de Procedimiento Penal vigente en Cuba?


¿Lo correcto según la legislación no es que sea sometido a proceso penal estando en libertad hasta el día del juicio, o bajo cualquier otra medida cautelar distinta a la de prisión?


Los mismos policías que llevaron a Darsi para la prisión, días antes lo agredieron estando esposado salvajemente en el lobby de la estación de policía de “Aguilera”. Tengo en mi poder las fotos que muestran las lesiones que le provocaron y el documento médico que las certifica legalmente ¿Por qué no se le ha abierto ningún proceso penal a esos uniformados, ni tomaron medida alguna con ellos?


Estoy horrorizada desde que supe cuáles son las condiciones en las que está encerrado mi hijo en la prisión Valle Grande. Conocí los detalles por dos artículos que él publicó en la internet: “Interioridades de la Prisión Valle Grande” y “Corrupción y Torturas en las Cárceles Cubanas” ¿No le remuerde la conciencia exponer a mi hijo a esas circunstancias infernales? Permitir ese atropello contra una persona inocente no es actuar de acuerdo a las normas jurídicas y morales que requieren en su profesión.


El 21 de enero que pasó, Darsi estaba sentado y esposado en el local del oficial de guardia de la prisión. Le denunciaba al mayor Reynaldo, segundo jefe de la prisión, en presencia de otros oficiales, las ilegalidades que realiza el reeducador de su compañía, de nombre Luis Felipe Betancourt Cabrera. En medio de su conversación el reeducador le fue encima y lo golpeó delante de los demás militares. Allí sigue en la prisión el oficial Luis Felipe, quizás esperando otro momento para aprovecharse y agredir a mi hijo, sin que lo obliguen a responder por esos abusos.

Me contó el abogado de Darsi que leyó en el expediente la declaración de los testigos de la Fiscalía. Son cuatro personas, miembros, activos unos y retirados otros, del ministerio del interior y militantes del partido comunista. Con argumentos casi idénticos refieren que mi hijo mantiene una pésima conducta social y que no tiene vínculo laboral.


Todos los vecinos me manifiestan cariño y solidaridad con él. Hasta ahora, no he conocido uno solo con el que haya presentado problemas. Es una persona querida en el barrio y son muchos los vecinos que se sirven de sus conocimientos médicos cuando tienen alguna situación de salud. Personalmente lo acompañé en dos ocasiones a las oficinas de la salud pública provincial, y las veces que ha pedido trabajar allí la respuesta que recibe es evasiva, porque la seguridad del estado no le permite trabajar en represalia a su labor disidente.


En la prisión Darsi recibe un trato discriminatorio, aunque supuestamente su proceso penal responde a motivaciones comunes y no políticas. Oficiales de la seguridad del estado, que nada tienen que ver con Cárceles y Prisiones, le mantienen un seguimiento periódico en la prisión. De modo habitual los militares interfieren nuestra correspondencia familiar. Con frecuencia las cartas personales que le hemos enviado no se las entregan y decomisan las que él nos envía, sin ofrecer explicación alguna. Varios reclusos que se han acercado amistosamente a Darsi sufrieron represalias y castigos a manos de los jefes de la prisión. A otros reclusos les dan la tarea de que informen constantemente a que él se dedica y que hace dentro de la compañía. Esto lo hace vulnerable ante la vista de los presos con alto índice de peligrosidad que consideren que provocándole algún tipo de daño pueden recibir beneficios.


En dos ocasiones he sufrido las horas dramáticas de saber que mi querido hijo ha estado en huelga de hambre en la prisión, reclamando justicia y el respeto de sus derechos como ser humano. La primera vez pasó 9 días y la segunda fueron 18. En esa última ocasión terminó ingresado en el puesto médico, en muy mal estado de salud. Podrá usted hacerse una idea del inmenso dolor que siente una madre cuando su hijo decide echarse a morir y no tiene ni modo de interceder.


No puedo describirle el sufrimiento que me causó hace un par de meses enterarme de que en la misma compañía # 12 donde mi hijo estaba confinado, llevaron a vivir a seis enfermos de SIDA que, además padecen de otras enfermedades infecciosas como la Tuberculosis. Varios de ellos con heridas abiertas por auto agredirse y uno, que está preso por asesinato, se recuperaba por aquellos días de una puñalada en la barriga ¿Considera usted que Darsi merece ser expuesto intencionalmente a tal riesgo para su salud y su vida?


Como persona y principalmente como madre desesperada ante la situación de injusticia con mi hijo, le ruego de favor que haga usted con su autoridad que prevalezca la justicia en el caso de Darsi. Al menos, garantice el cumplimiento de las leyes vigentes en nuestro país.


Quisiera tener el consuelo de que usted actúe de manera ética y legal. A estas alturas sufro hasta por la idea de que mi hijo no salga con vida de la prisión.


Le pido a Dios que toque su alma y lo bendiga. Con respeto hacia su persona,


Mercedes Ramírez Mujica

Dirección: San Bernandino # 265 entre Serrano y Durege, localidad Santo Suárez, Municipio 10 de octubre, Ciudad de la Habana

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