Las siete preguntas de Yoani Sánchez a Barack Obama

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Las siete preguntas de Yoani Sánchez a Barack Obama

A pocas semanas de haber sufrido una agresión por parte de las autoridades cubanas, la galardonada bloguera, Yoani Sánchez, ha logrado lo que difícilmente han podido hacer los reputados periodistas de Washington Post, The New York Times, CNN, ABC o NBC: entrevistar al mismísimo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

Sabrina Gelman B.

23-11-2009
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Sobreponiéndose aún de la paliza de la que fue objeto días atrás, por el sólo hecho de contar la otra cara de Cuba fuera de sus fronteras, Yoani Sánchez ha cumplido su palabra de no guardar silencio pese al miedo. La ganadora de un premio María Moore Cabot,-reconocimiento que otorga la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia-, así como de otros reconocimientos en América y Europa, sumó dentro de sus no clandestinos actos de disidencia informativa, el palmar de haber sostenido una entrevista digital con Barack Obama, para capturar sus impresiones sobre el presente y el futuro de la isla, a través de su blog Generación Y.

Sánchez abordó al mandatario con tan sólo siete preguntas que buscaron desmenuzar la postura de la actual administración estadounidense frente al régimen de los Castro, el embargo, la censura y la precariedad de los Derechos Humanos en un país que desconoce lo que es vivir en libertad hace más de cuatro décadas y que sostiene una compleja diplomacia de “contención” con EEUU. Una iniciativa que sorteó tanto el espinado cerco de la censura cubana como el hermetismo de los muros de la Casa Blanca.

En esta entrevista digital Obama no sólo expresó su admiración hacia su interlocutora, sino que destacó la virtud de Generación Y para ofrecer al mundo “una ventana particular a las realidades de la vida cotidiana en Cuba”, a la vez que destacó el papel de Internet en la vida de otros “valientes blogueros cubanos” que se han valido de un “medio de tan libre expresión” para sumar esfuerzos y “apoderar a sus compatriotas a expresarse a través de la tecnología”.

Barack Obama manifestó que las relaciones entre EEUU y Cuba han de ser vistas “tanto en un contexto domestico como exterior”, dada la importancia y el arraigo histórico de la comunidad cubana radicada en el país, y que está listo para “establecer lazos” con el Gobierno de Raúl Castro, mediante una “diplomacia directa y sin condiciones”.

“Está claro que la palabra del gobierno no es la única que cuenta en Cuba. Aprovechamos toda oportunidad para interactuar con todos los renglones de la sociedad cubana, y miramos hacia un futuro en que el gobierno refleje expresamente las voluntades del pueblo cubano”, agregó el mandatario.

Asimismo, manifestó que su país no tiene intención de utilizar la fuerza militar con Cuba, asegurando que su gestión sólo busca que el Estado cubano respete los Derechos Humanos y se abra a un sistema de libertades políticas y económicas, que permita “poder determinar el futuro de la isla libremente”.

Frente al planteamiento de la bloguera sobre el papel de la sociedad civil dentro del régimen, Obama aseguró que es imprescindible escuchar “tantas voces diversas como sea posible”, ya que según el mandatario, es la única manera de conocer las inquietudes y los verdaderos intereses del pueblo cubano. “Por eso es que todo lo que están haciendo ustedes para proyectar sus voces es tan importante — no sólo para promover la libertad de expresión, pero también para que la gente fuera de Cuba pueda entender mejor la vida, las vicisitudes y las aspiraciones de los cubanos que están en la isla”.

A pesar de que se mostró esquivo a la hora de responder sobre el destino del embargo económico que sufre la isla desde 1962, Barack Obama no descartó la posibilidad de visitarla, siembre y cuando sea un país “donde toda su gente pueda gozar de los mismos derechos y oportunidades que goza el resto de la gente del continente”.

Una frase que resume un futuro más utópico que próximo, pero que no desanima el espíritu de hombres y mujeres de la casta de Yoani Sánchez, para quienes no existe un imposible cuando se trata de alcanzar una “Cuba libre”, ni siquiera colarse en la apretada agenda del mismo presidente de los Estados Unidos.