El Terror
Foto: AP
La calle tomada por cientos, no me lo esperaba en absoluto. Sé que en cualquier instante dejarán de ser personas y se convertirán en máquinas de reprimir. Silvia y yo dentro de un carro filmamos, la dejo con la cámara en algún punto alejado del ojo del huracán y regreso a 23 y G. Estoy muy asustada, Claudio cámara en mano se mezcla con la prensa internacional. Veo a casi todos mis compañeros de la academia –alumnos y profesores. Le doy un beso a Reinaldo, hace un chiste sobre las televisoras, él y yo pero no me puedo reír. Quiero decirle – ¡Mandémonos a correr! Sin embargo me callo, estoy en el mundo irracional, la poca cordura que me queda controla mis impulsos.
A mi derecha hay una pared humana y una mujer gesticula, el horizonte no existe. Lo sé, en instantes nos caen arriba, son como cuatrocientos y estoy aterrorizada. Camino para atrás, no puedo evitarlo. La prensa se concentra alrededor de Reinaldo, el aire ya no es respirable. Una de mis compañeras de clase me dice -vamos para allá, están las cámaras –no vayas, le digo, nos van arrasar. Creo que por segundos corro y llego al Riviera, tengo la cabeza a millón…he huido, qué horror. Vuelvo sobre mis pasos, no puedo ni sacar el móvil, la avalancha me pasa por delante gritando ¡Fidel, Fidel! y se los lleva arrastrados a todos. De pronto tengo unos tipos detrás, uno grita con lascivia -¡Esto está bueno hoy!
En una esquina Lía, Vallín e Iván han sobrevivido a La Ola. Ella se aferra a su laptop mientras los otros dos están en una especie de calma reveladora -¡no tienen miedo!- pienso. Más tarde me dijeron que sí estaban asustados, espero algún un día lograr dominarme como ellos.
Lamentablemente ahora mismo no puedo tenerme en el lugar, estoy temblando. Agarro a Lía, paro un taxi y la meto adentro, mando unos twits, le digo al taxista que voy para Nuevo Vedado. Cruza G y le pido que regrese. Doblamos F y le entramos a la Avenida por 21, un Torrente Humano se mueve de izquierda a derecha, jamás he visto cosa más impresionante: hay gritos, piñazos, comparsa, policías, gente histérica, estudiantes y unos cordones de la seguridad del estado que corren haciendo círculos de una lado para otro. El tráfico está desviado por tipos vestidos de civil, un bicicletero delante de nosotros es empujado calle arriba por un seguroso gritón -¡Dale, dale, despeja!
Llamo a Yoani –esto está fuera de control, voy para allá- estoy convencida de que están ya todos inconscientes y nosotras pasaremos la noche llamando a estaciones y recorriendo hospitales. Imagino a Reinado tirado en la calle y a esos salvajes pasándole por encima. El taxista está anonadado, saca un celular y hace unas fotos.
Cuando llego ya Reinado había llamado, no me lo puedo creer pero me callo. Entra por la puerta y lo constato, que digan lo que quieran: están vivos de milagro. Hoy el gobierno ha puesto intencionalmente las vidas de un grupo de personas en peligro. A partir de este instante hago responsable a los órganos de la seguridad del estado y a Raúl Castro por cualquier cosa que pueda sucederle a los que hoy –después de haber sido arrastrados por una horda, golpeados, interrogados y detenidos- han finalmente llegado a sus casas:*
- Marleny González
- Yoan Hernández
- Yadaimí Domínguez
- Frank Paz
- Wilfredo Vallín
- Eugenio Leal
- Pastor Manuel
- Iván García
- Silvio Benítez
- Jose Alberto Álvarez Bravo
- Lilia Castañer Hernández
- Lianelis Villares
Hoy he sido cobarde y me lo reprocharé siempre, hoy he descubierto EL TERROR.
*Me faltan algunos nombres de personas que o no conozco o no pude ver, prometo actualizar la lista lo más pronto posible.
Nota: Tenemos un video bastante completo de todo lo sucedido, es muy grande y no lo he logrado subir. Mañana lo intentaré de nuevo.
La calle tomada por cientos, no me lo esperaba en absoluto. Sé que en cualquier instante dejarán de ser personas y se convertirán en máquinas de reprimir. Silvia y yo dentro de un carro filmamos, la dejo con la cámara en algún punto alejado del ojo del huracán y regreso a 23 y G. Estoy muy asustada, Claudio cámara en mano se mezcla con la prensa internacional. Veo a casi todos mis compañeros de la academia –alumnos y profesores. Le doy un beso a Reinaldo, hace un chiste sobre las televisoras, él y yo pero no me puedo reír. Quiero decirle – ¡Mandémonos a correr! Sin embargo me callo, estoy en el mundo irracional, la poca cordura que me queda controla mis impulsos.
A mi derecha hay una pared humana y una mujer gesticula, el horizonte no existe. Lo sé, en instantes nos caen arriba, son como cuatrocientos y estoy aterrorizada. Camino para atrás, no puedo evitarlo. La prensa se concentra alrededor de Reinaldo, el aire ya no es respirable. Una de mis compañeras de clase me dice -vamos para allá, están las cámaras –no vayas, le digo, nos van arrasar. Creo que por segundos corro y llego al Riviera, tengo la cabeza a millón…he huido, qué horror. Vuelvo sobre mis pasos, no puedo ni sacar el móvil, la avalancha me pasa por delante gritando ¡Fidel, Fidel! y se los lleva arrastrados a todos. De pronto tengo unos tipos detrás, uno grita con lascivia -¡Esto está bueno hoy!
En una esquina Lía, Vallín e Iván han sobrevivido a La Ola. Ella se aferra a su laptop mientras los otros dos están en una especie de calma reveladora -¡no tienen miedo!- pienso. Más tarde me dijeron que sí estaban asustados, espero algún un día lograr dominarme como ellos.
Lamentablemente ahora mismo no puedo tenerme en el lugar, estoy temblando. Agarro a Lía, paro un taxi y la meto adentro, mando unos twits, le digo al taxista que voy para Nuevo Vedado. Cruza G y le pido que regrese. Doblamos F y le entramos a la Avenida por 21, un Torrente Humano se mueve de izquierda a derecha, jamás he visto cosa más impresionante: hay gritos, piñazos, comparsa, policías, gente histérica, estudiantes y unos cordones de la seguridad del estado que corren haciendo círculos de una lado para otro. El tráfico está desviado por tipos vestidos de civil, un bicicletero delante de nosotros es empujado calle arriba por un seguroso gritón -¡Dale, dale, despeja!
Llamo a Yoani –esto está fuera de control, voy para allá- estoy convencida de que están ya todos inconscientes y nosotras pasaremos la noche llamando a estaciones y recorriendo hospitales. Imagino a Reinado tirado en la calle y a esos salvajes pasándole por encima. El taxista está anonadado, saca un celular y hace unas fotos.
Cuando llego ya Reinado había llamado, no me lo puedo creer pero me callo. Entra por la puerta y lo constato, que digan lo que quieran: están vivos de milagro. Hoy el gobierno ha puesto intencionalmente las vidas de un grupo de personas en peligro. A partir de este instante hago responsable a los órganos de la seguridad del estado y a Raúl Castro por cualquier cosa que pueda sucederle a los que hoy –después de haber sido arrastrados por una horda, golpeados, interrogados y detenidos- han finalmente llegado a sus casas:*
- Marleny González
- Yoan Hernández
- Yadaimí Domínguez
- Frank Paz
- Wilfredo Vallín
- Eugenio Leal
- Pastor Manuel
- Iván García
- Silvio Benítez
- Jose Alberto Álvarez Bravo
- Lilia Castañer Hernández
- Lianelis Villares
Hoy he sido cobarde y me lo reprocharé siempre, hoy he descubierto EL TERROR.
*Me faltan algunos nombres de personas que o no conozco o no pude ver, prometo actualizar la lista lo más pronto posible.
Nota: Tenemos un video bastante completo de todo lo sucedido, es muy grande y no lo he logrado subir. Mañana lo intentaré de nuevo.
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