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jueves, 7 de junio de 2012

El camino de Cuba: se va abriendo al diálogo y a la critica

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

'El caso de Cuba es alentador'

Por: Daniel Salgar Antolínez

Dinges dice que el gobierno castrista se abre a intelectuales disidentes. Añade que no se puede criticar a los diarios mexicanos que se autocensuran para proteger a sus reporteros.


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John Dinges es autor del libro ‘La Operación Cóndor’. / Luis Ángel John Dinges es autor del libro ‘La Operación Cóndor’. / Luis Ángel
Si hay alguien que pueda hablar con autoridad de periodismo y libertad de expresión en Latinoamérica es John Dinges. Fue reportero desde Chile, durante la dictadura de Pinochet, y luego desde las guerras civiles de Centroamérica. En conversación con El Espectador, el ahora profesor de Columbia University habla sobre su experiencia y la situación actual del periodismo en México, Ecuador, Colombia y Cuba.
¿Cómo se vio amenazada su labor durante la dictadura de Pinochet?
Llegué en octubre del 72 a Chile y estuve allí durante el último año de Allende y el golpe militar del 73. Me quedé durante cinco años más. Trabajé con la revista Time, el Washington Post y la radio ABC —utilizando el nombre de Ramón Marsano—; escribía para un boletín que se publicaba en Lima, llamado Prensa Latinoamericana. Era cofundador de la primera revista en tiempos de dictadura, Actualidad Internacional. Durante un año y medio publiqué sin nombre en Washington Post. Time no usaba nombres. Pero a finales del 76 decidí correr el riesgo y publicar con mi nombre. En seis semanas me allanaron la casa y recibí el decreto de expulsión por sembrar propaganda marxista, narcotráfico y venta de pornografía.
Pero se quedó en Chile...
El gobierno de EE.UU. y Time me defendieron. En la casa de gobierno me dijeron que era mal periodista y tenía que mejorar la manera de escribir sobre Chile, pero que me quedara. En la revista tuvimos que someter cada número a la censura del Gobierno. Nos confiscaron un número. Para poder publicar me pasaban información que yo publicaba afuera, en el Washington Post, y luego aparecía en la revista de rebote. Hubo intervenciones telefónicas del Gobierno.
Actualmente en México algunos diarios prefieren no cubrir el conflicto para proteger la vida de sus reporteros...
Lo que vive México es una tragedia para todo el país. No podemos decir que el problema principal sea el periodismo. Hay un programa en el que supuestamente el Estado protege a periodistas amenazados, pero no ha tenido efecto. El comité para la protección de periodistas encontró que sólo había ocho personas en ese programa, de las cuales cinco dijeron que la protección era simbólica. Es prácticamente imposible hacer un periodismo enfocado en el conflicto e investigar los asesinatos y el narcotráfico si el Gobierno es incapaz de actuar contra estas cosas. Es muy poco lo que los periodistas pueden hacer. No se les puede criticar; muchos han tratado de reportar la violencia y han sido asesinados.
En Ecuador hay una pelea entre el Gobierno y los medios privados, que salió a la luz con la condena a Emilio Palacio, columnista de ‘El Universo’...
El Gobierno reprimió, utilizando los tribunales, la libertad de prensa del diario. En eso hay que defender a El Universo. Es un gobierno que se defiende con medios no justificables. Pero en la columna encontré un periodismo venenoso. El columnista tiene derecho a decir que Correa es un dictador y que mandó a matar gente en el cuasi golpe de Estado de 2010, pero el diario publicó un artículo no sólo provocador sino inflamatorio. No es responsable que un diario publique esas notas; faltó a su responsabilidad de fortalecer la democracia frente al pueblo.
Cuba aparece en los medios por sus detenciones a disidentes. ¿Cuál es la verdadera situación de la libertad de prensa allá?
Cuba es el país con mayor represión a la prensa en América Latina. Pero se ven señales de vida en los círculos intelectuales. No hablo de disidentes tradicionales exiliados, sino de gente que no tiene intención de salir de Cuba ni relación con los anticastristas de Miami. Se puede ver cierta apertura del Gobierno hacia esos grupos, que podrán tener influencia cuando venga el cambio. Si todos los cubanos están afuera y el cambio viene de afuera, eso causará un problema grande. Fuentes muy confiables me cuentan que la realidad ahora es diferente a lo que se dice. En este momento no hay ningún periodista ni bloguero preso en Cuba. Es muy alentador.
¿Qué opina de la captura de Roméo Langlois en Colombia y las críticas que lanzó Álvaro Uribe contra este periodista?
Ocurrió una situación peligrosa y el francés se rindió, eso pudo haberle salvado la vida. Ya veremos si siguió o no las reglas del juego. Terrible llamar grosero a un secuestrado. No sólo es despectivo, sino que hablar así de alguien en situación de peligro no lo ayuda. Un expresidente debería guardar más responsabilidad y no hablar mal de una víctima.

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