En varias oportunidades el presidente Chávez ha dejado saber que considera que fue su error haber lanzado al canciller Nicolás Maduro como candidato a la gobernación del estado Carabobo. Sin embargo, hasta el momento no ha designado a nadie aunque con insistencia se hable del actual alcalde de Puerto Cabello, Rafael Lacava, como el que será el abanderado rojo en las elecciones de gobernadores.

Nicolás Maduro tiene un año, casi completo, ausente del trabajo cotidiano de la cancillería venezolana. Entre los meses que ha estado con el caudillo enfermo en Cuba se ha convertido en una especie de cuasi secretario o vicepresidente a leguas de la patria.

Por ello no debe extrañar que hay casi 30 embajadores acreditados en Venezuela en cola para presentar las credenciales al Presidente la República. El más viejo en espera llega a los dos años y medio. Igualmente cientos de cartas oficiales y documentos de países con los que Venezuela tiene relaciones están metidos en bandejas, gavetas o papeleras del Ministerio de Relaciones Exteriores.

El último en decirlo a la prensa fue el nuevo embajador de Colombia, Carlos Cure quien lleva once meses en cola para presentarle a Chávez las cartas de estilo firmadas por “el nuevo mejor amigo” Juan Manuel Santos.
El atraso en recibir las credenciales sería la primera queja internacional pero en materia nacional, o del día a día de la Cancillería, lo que más pega es que la mayoría de los embajadores acreditados en Caracas no tienen interlocutores validos en el MPPRE.

Meses sin una respuesta ni una entrevista, demoras en registro de mudanzas o menaje personal de los diplomáticos extranjeros y el otorgamiento de las respectivas visas oficiales a los que llegan o tratan de venir tras haber sido designados por sus gobiernos.

De los viceministerios que en un momento llegaron a seis sólo el de África funciona a media maquina. Un consentido y zar de la revolución  -y más aún del propio canciller Maduro que no obedeció a Chávez cuando hace unos años éste le pidió su retiro tras el escándalo con un presupuesto desaparecido para Expo Beijing y un concierto de la Orquesta Simón Bolívar- Temir Porras se convirtió en el “factótum” por hablar ingles y francés y acompañar a Maduro en sus periplos globales y en muchos casos al mismo Chávez. Solo la denuncia de la embajadora venezolana en Beijing, Rocío Maneiro, logró apartarlo del Viceministerio de Asia. Porras, un Bon Vivant rojo rojito, nos ha mantenido actualizados en la información de su despacho, pero no de la obra de gobierno sino de sus periplos disfrutando de maratones y carreras, salas de ejercicio en los mejores hoteles del mundo y sus poses ante monumentos característicos de las ciudades visitadas. Algunos diplomáticos extranjeros señalan que ha sido el único interlocutor sin fuerza propia y ausente de poder para tomar decisiones con el que se han podido reunir o conversar por teléfono.

Ante el desasosiego existente en el despacho -en el que por cierto el nepotismo de Maduro y su compañera Cilia Flores hace de las suyas como ya hicieron en la Asamblea Nacional- decidieron obrar un nuevo Vice Ministro de Exteriores: Ramón Rosales Linares quien por menos de un año entre 2002 y 2003 fue ministro de Producción y Comercio para que se encargue de la cotidianidad diplomática del MPPRE, de su burocracia y sus damnificados que AN viven en la histórica Casa Amarilla frente a la Plaza Bolívar de Caracas.

Chávez ha sugerido mejorar el plantel del ministerio ante la casi seguridad que su actual titular Nicolás Maduro habrá de convertirse en el abanderado del partido rojo para las elecciones presidenciales de 2012.